Querido
Universo:
Si supieras de la de cosas que
he tratado de culparte. Desde mis malas decisiones hasta mis más recientes lágrimas.
Te he querido culpar hasta de haberle conocido, haberme enamorado y de ahora,
tener el corazón roto. Y si lo piensas bien, haz tenido mucho que ver pero,
culpa, ninguna. Mejor te cuento la historia para que sepas porque mis ganas de
culparte. Le conocà un miércoles, recibà una llamada de mi tÃa para invitarme
al cine. “James va a ir. Para que al fin lo conozcas”, me dijo. Que iba yo a
saber que al aceptar esa invitación mi vida cambiaria para siempre. Ni me
imaginaba el impacto que iba a tener conocerlo. Cuando le vi por primera vez,
rubio, alto, ojos verdes y sonrisa pÃcara, me dije: “Oh shit, lo he encontrado”.
Un pensamiento totalmente irracional ya lo sé pero, yo nunca dije que esta
historia fuera a ser racional. Imposible explicarte lo que esos primero
momentos me hicieron sentir. Fue una mezcla entre sentirlo todo y nada a la
vez. Fue haber descubierto cada nervio en mi cuerpo y poder sentirlos todos a
la vez. Ese, “¿te gusto la pelÃcula?”.
Ese, “un placer conocerte”. Oraciones simples, ya lo sé. Pero a mÃ, sin
saberlo, me cambiaron la vida de a poco. Ese dÃa,
universo, por primera vez en mucho tiempo volvà a sonreÃr. No habÃa quien o que
me quitara la sonrisa de los labios. Me parecÃa tan improbable e irracional
haberlo encontrado. ¿Cuáles son las probabilidades de que uno encuentro eso que
siempre habÃa buscado? A mÃ, siempre me pareció que era imposible. Claro, hasta
ahora. Si hubiera sabido cuanto mi vida estaba cambiando en ese momento, no
hubiera hecho nada la verdad. Porque, a pesar de todo, no encuentro en mi un
onza de arrepentimiento. Recuerdo haberle preguntado a mi tÃa, “¿Cómo se ve sin
camisa?”, para ver si, al menos, un defecto fÃsico tenia. A lo que me contesto,
“no se ve como tu primo”. Y yo como tonta le fui a creer. Ay, universo, si
vieras lo bien que se ve sin camisa. Demás está decir que hasta sin respiración
me quede. Pero eso es una historia para otro dÃa. ¿Ya vas entendiendo por que he querido
culparte? Bueno, mejor sigo la historia otro dÃa. Solo querÃa darte una breve introducción
primero. Para que fueras entendiendo.
Con todo y nada,
Julia