Ella se
esta maquillándose en el espejo del baño. Él se le acerca
por detrás y la abraza. Ella mira el reflejo de ambos en el espejo. Él mientras tanto la mira a ella. Ella piensa que diferentes son. Él piensa que son perfectos el uno para el otro. Ella mientras tanto
piensa en decirle que ya no le ama igual. Él, sin embargo,
piensa en cuanto la ama. Ellos son el reflejo perfecto. La superficie de la
felicidad inventada. La punta del iceberg de la falsedad. Ella sonrÃe
preguntándose por decima vez cuando le dirá la verdad. Él sonrÃe porque
le hace feliz verla feliz. Cual iluso soñador que piensa
que todo anda bien. Cual falsa actriz fingiendo ser protagonista de una
historia que no es suya. Allà en el espejo el reflejo de todo lo que creen ser
y nunca serán. Y su historia no es más
que una inventada en la cabeza de solo uno de los dos. El sueño de uno y la pesadilla del otro. El reflejo de lo que pudo ser y nunca
llego a ser. La maldición de todos aquellos que aman aun cuando el
amor se ha acabado.
Un encuentro.
August 25, 2012
Ello lo
espera en el aeropuerto moviendo nerviosamente su pie izquierdo. Tiene que
admitir que le ha pasado por la cabeza que no llegara a buscarla. Su maleta también
se ha tardado lo que han parecido horas. Cada vez son menos las personas a su
alrededor. En ese momento su teléfono anuncia la llegada de un mensaje de
texto. “Te ves hermosa…”, ella mira a su alrededor pero, no le ve por ningún lado.
“¿Donde estas?” le devuelve sonriendo. “AquÃ…” le susurra al oÃdo mientras la rodea
con sus brazos. Sorprendida se voltea y allà esta. Él. Con su
sonrisa de medio lado. “¿Pensabas que no vendrÃa?”. “No, para
nada”, le contesto tomándole de la mano. “Mentirosa”, le dijo besándola en la
nariz. “La verdad es que llevaba tiempo mirándote desde lejos. Convenciéndome
que realmente estabas aquÃ. Te extrañe pero, eso ya lo sabes. Te quiero pero,
eso también lo sabes.” Ella se queda mirándole un par de minutos. “Te creo
pero, eso también lo sabes.” Y salen sonriendo del aeropuerto sin saber que
justo en ese momento todo cambiarÃa.
Nueva York en Agosto.
Dos amigas
se despiden de quien las ha llevado al aeropuerto. Una de ellas con mas entusiasmo
que la otra, después de todo fue su novio quien las llevo. Con maleta en mano
se dirigen al terminal asignado. Mira si están tan emocionadas que olvidan
pasar por aduanas pero, que importa pronto estarán en Nueva York. Se repiten continuamente “¡Lo estamos haciendo!”. Les parece imposible que estén apunto de viajar
juntas. Una de ellas, hace unos dÃas atrás, le comentaba a la otra como si
saber donde cada una vivÃa o el nombre de los padres de la otra iban a viajar
juntas. La otra tras pensarlo mucho le dijo las siguientes palabras: “Estuve
pensando en lo que dijiste y ¿sabes que? Existen tres clases de
personas en la vida: la primera es aquella que sabemos de ellos cosas como
donde viven, como se llaman sus padres o a que universidad fueron. La segunda, aquellas que sabemos cuales son sus sueños, sus miedos, que les apasiona, a
la cual llamamos a contarles lo que nos
pasa por que sabemos que no nos juzgara. La tercera es una combinación de
ambas. Tu y yo somos las segunda, quizás no sepa donde vives o como se llaman
tus padres pero, sé que compartes mis ideas, que me escuchas sin juzgar y
conoces partes de mi que nadie mas sabe y eso es lo importante.” Es conversación vuelve a sus cabezas cuando están
esperando para entrar al avión. Ya sentadas en sus asientos, no una al lado de
la otra desgraciadamente, esperan ansiosamente sentir al avión dirigirse a su
destino. Y aunque una de ellas ya ha visitado la ciudad, no deja de sorprender
como aun se emociona con solo pensar que estará en ella en tan solo unas horas.
Le parece que lo esta visitando por primera vez y de cierta manera lo es. Pasadas
las horas, entre pelÃculas, música y una que otra siesta. Al fin se escucha
decir que en pocos minutos aterrizaran en Nueva York. Desde sus asientos, ambas,
pueden verlo hacerse mas grande. Y sin tener que preguntar se sabe que están teniendo
el mismo sentimiento, quizás con una leve variación de intensidad. Ya en la
salida mientras esperan a quien las va a buscar no se imaginan que desde ese dÃa
ese viaje estará en sus mentes para siempre. Casi, casi como si hicieran
historia.
Continuara...
Carta #3
August 14, 2012
Cecilia:
Me pides que te diga que sigue en
nuestra historia. En vez de eso te voy a contar una historia: “HabÃa una vez un
hombre que mientras caminaba por una de las calles de su ciudad conoció a la
que se convertirÃa en el amor de su vida. Le enamoro su sonrisa, sus ojos, su
manera de caminar y hasta su nombre. Solo que habÃa un problema, ella estaba con
alguien más. El hombre intento sacársela de la cabeza. Salió con otras mujeres
pero, siempre terminaba comparándolas con ella. Un dÃa en el que no podÃa estar
un segundo más en su apartamento decidió visitar su librerÃa favorita. Y cual
milagro de la vida allà estaba ella. Con su pelo negro, que le llega justo al
comienzo de su cintura, cubriéndole la mitad del rostro que tanto él habÃa pensado
los últimos dÃas. Encorvada leyendo un libro, con lo que le pareció a él la sonrisa más hermosa, estaba ella. Allà en su lugar favorito. Con la
misma sonrisa que el porta cuando encuentra un libro que le apasionaba. Como si
hubiese dicho su nombre en voz alta ella lo miro con aquellos ojos azules que
tanto le fascinaban. De todas las librerÃas que habÃa en su ciudad ellos tenÃan
que encontrarse en la misma. Fue como si la vida y sus pensamientos se alinearan
y ambos terminaron allÃ. Ese dÃa el hombre y la mujer hablaron por horas para
luego terminar dando una caminata por la ciudad. El hombre no pensó que la volverÃa
a ver hasta que semanas después le sorprendió observándolo desde lejos. Él, enamorado al fin, le siguió hasta su casa y copio su dirección.
Estuvo dÃas pensando en que escribirle en aquella carta que más tarde le enviarÃa.
Aquella carta que cambiaria todo, que los harÃa mas valientes. Se escribieron
por meses hasta que un dÃa se dieron cuenta que tenÃan que tomar una decisión. TenÃan
que escoger. HabÃa llegado la parte más difÃcil. Ella escogió, y ahora si pasas
por ese parque bien famoso de la capital del mundo los puede ver. Sentados en
la grama leyéndose el uno al otro. Sonriendo. Felices. Enamorados. Juntos.” ¿Qué te pareció la historia, Cecilia? ¿Te gusta para
nosotros? Me pides que te diga que siga pero, no soy yo el que tiene la
respuesta. La tienes tú. Si por mi fuera te tuvieran en mis brazos ahora mismo.
Si por mi fuera te llevarÃa lejos. Si por mà fuera, serias solo mÃa. Si por mÃ
fuera…pero no lo es. ¿Que sigue dices, que tal un final
feliz? Asà que dime Cecilia,
¿rescribimos historia?
- Adam
Respuesta a una carta de amor.
August 12, 2012
Querido Adam:
¿Me crees si te
digo que esperaba tu carta aun cuando no tenia idea de que la ibas a enviar? Era
como si de alguna manera supiera que pensabas comunicarte conmigo. Tu carta me
ha hecho suspirar, reÃr y si, una que otra lagrima he botado. Tienes razón con
eso de que lo nuestro es difÃcil pero, no imposible. A veces me pregunto si no
es eso peor. Porque se hace más difÃcil cuando se sabe que la posibilidad
existe pero, somos demasiado cobardes para aprovecharla. Porque apareces justo ahora, demasiado tarde.
Demasiado perfecto. Demasiado ideal. Justo para mÃ. Siempre habÃa deseado
conocer a alguien que le gustara enviar cartas. Es cierto eso que dicen cuidado
con lo que deseas. No tenia idea de que te habÃas dado cuenta que te observaba,
no soy muy buena, ¿verdad? Estas últimas semanas he
estado rompiéndome la cabeza intentando encontrar una solución. Intentando ver
como hacemos para que nadie salga herido pero, eso es una de las pocas cosas
imposibles en esta vida. Somos egoÃstas, ambos, por querer algo que ya habÃa prometido
darle a alguien más. Por querer contigo lo que pensé que tendrÃa con el. ¿No es todo ser humano egoÃsta? Especialmente
aquel que dice estar enamorado. Tú dices no saber nada de mÃ, yo difiero. Sabes
todo. Sabes lo importante. Sabes lo que me hace ser yo. Me ves. No se si pueda
darle la espalda a eso. ¿Por qué haz llegado tarde? ¿Dónde estuviste todo este tiempo? Te extraño aun cuando no se como es estar
contigo. Contigo pierdo la coherencia,
pierdo la noción del tiempo, contigo me siento libre. ¿Cómo es que
sabes justo que decir para hacerme dudar todo excepto a ti? Hay una cita
que dice asÃ: “I fell in love the way I fall sleep: slowly, then all at once.” Asà fue como me enamore de ti. Te
fuiste metiendo a mi vida de a poco y de pronto eras todo lo que podÃa ver. ¿Por qué ahora, Adam? ¿Por qué no hace dos años? Lo se, lo se dirÃas que para
estas cosas el tiempo esta ya puesto. Que todo tiene su momento, pues, creo que
escogimos el equivocado. ¿Quieres que te diga como termina
nuestra historia? Pues no tengo la menor idea. ¿Quien dijo que tenÃa
que terminar? No seria una mejor pregunta, ¿Qué sigue en
nuestra historia? Dime Adam, ¿Qué sigue en nuestra historia?
-Cecilia
Post Data.
Mi color favorito es el azul.
Una carta para Cecilia
August 11, 2012
Cecilia:
Te preguntaras como he
conseguido tu dirección, pues, tengo que admitir que la verdad es que uno de
esos dÃas en los que pensabas que no te veÃa, mientras me observabas en una de
las calles de Manhattan, decidà seguirte hasta tu casa. Estarás pensando, “Perfecto resulto ser todo
un psycho”, pues no. La verdad es que no podÃa pasar un minuto más sin que te
dijera como me haces sentir. Y dirás, suena justo como en las pelÃculas. Puede
ser pero, no por eso mis palabras dejan de ser menos ciertas. No voy a decirte
que lo nuestro es imposible porque casi nada en esta vida lo es pero, si es difÃcil.
¿Cómo todas las cosas que valen la pena, no? En esta
historia, nuestra historia, alguien saldrá herido. Presiento que más de uno.
Inevitablemente alguien saldrá con el corazón roto. Como en todas las historias
que hay mas de dos. ¿Seré egoÃsta porque una parte de mi
no le importa? Esa misma parte que te quiere solo para mÃ. Es curioso, sabes,
como a penas y te conozco y ya hablo de ti como si me pertenecieras. La verdad
es que te llevo en la sangre, Cecilia. Dime como fue que te fuiste a meter ahÃ.
Como eres lo primero que pienso en la mañana, como es que cada vez que veo algo
en una tienda me pregunto si te gustarÃa a ti. Ni si quiera se tu color
favorito o si duermes de lado. Si te gusta vivir aquà o es solo una parada más
en tu viaje. Descubrà que no se casi nada de ti. Solo que cuando te veo mi corazón
se detiene por unos segundos. Que las tiendas de libros te hacen sentir igual
que a mi. Que esperas unos minutos para beber tu chocolate aunque después este
frio. Que pasas el dedo por tu nariz cuando estas nerviosa o que mueves tus manos cuando intentas
explicar algo complicado. Esas son las cosas importantes, ¿no? Las que nadie mas ve pero, yo las noto. Porque no puedo no estar
pendiente a cada detalle de ti. No sabré tu primer apellido, donde naciste o
que edad tienes. Lo que se es que rara vez andas con el pelo suelto, que
siempre andas con las uñas pintadas de un color distinto,
que cuando estas llegando o ves un libro que te gusta cierras los ojos por un
momento como agradeciéndole a la vida. No sabré cosas como el nombre de tu
padres, si tienes hermanos o si fuiste a la universidad pero se lo mas
importante que no soy solo yo el que anda sintiendo estas cosas. Asà que, ¿Qué haremos, entonces, Cecilia? ¿Cómo termina nuestra historia? Anda, cuéntame
el final que muero por saberlo.
-Adam
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