El dÃa esta frÃo, realmente frÃo. En la calles aún queda residuos de nieve del dÃa anterior. Yo voy caminando por la calle con él. Él tiene su brazo alrededor de mis hombros, susurrándome algo al oÃdo mientras yo estoy distraÃda mirándote a ti. Tú caminas a mi lado con un grupo de amigos y levantas la mirada justo cuando yo lo hago. Nos miramos, tú sonrÃes y yo por primera vez desearÃa estar a lado de alguien más. Él me dice algo al oÃdo que hace que regrese mi atención hacia él, pero un parte de mi aún esta contigo. Yo finjo escuchar lo que esta diciendo y mi risa falsa se oye por la calles. Tú mirada se vuelve hacia mi cuando escuchas mi risa y la sonrisa anterior se vuelve una triste. Es como si supieras, aún si conocerme, que mi risa es falsa. Él y yo caminamos algunas calles más y tú continúas a solo unos pasos detrás de mÃ. Te oigo reÃr, tú si estas riendo de verdad. Tengo unas ganas increÃbles de sacar su brazo de mis hombros. De decirte con gestos que no es él si no tú el que quiero a mi lado. Que quisiera tener todo lo que tengo con él contigo. Resulta extraño e irrealista que sin conocerte este sintiendo esto, pero en ese momento en que levante la mirada lo supe. Algunas calles mas adelante comenzamos a desviarnos a nuestros destinos. Y quiero girarme y preguntarte tu nombre. Quiero al menos saber algo de ti. Llevarme algo de ti. Miro una vez más hacia ti y te descubro mirando hacia mi, lo puedo ver, en tu mirada que tú también quieres llevarte algo de mi. Reprimo el impulso de susurrar mi nombre. En ese momento uno de tus amigos te llama, ¡Adam! Yo sonrió, tu aún me estas observando y yo sin poder evitarlo digo en voz alta, Cecilia. Tú sonrÃes y asientes con la cabeza. Él ajeno a todo me lleva lejos de ti…
Pasan los dÃas y me doy cuenta que estoy viviendo nuestra historia con alguien más.