Querido Andrés:
Si vieras la historia que me he creado en la cabeza. Si vieras la de
cosas que hemos hecho juntos. Te recuerdas de ese beso en la mejilla que quedo
inmortalizado para siempre. Ese que ahora adorna mi mesa de noche para
recordarme todos los dÃas que existes y más que eso, que esa de la foto existe
también. Recuerdas la sonrisa que me regalaste aquel dÃa bajo el árbol de tu
abuela. Esa que ahora es el salva pantallas de mi móvil. Y que no dejo de mirar
por miedo a olvidarla. Que muchas memorias, Andrés. Si vieras la de te amos que
me haz susurrado por la noche. La de besos robados que guardo un cajón y que de
vez en cuando saco para sentirme viva.
Si vieras, Andrés, la de veces que nos hemos detenido en medio de la
nada porque las ganas de besarnos se hacen demasiado. La de veces que haz
llamado para escuchar mi voz y yo me quedo callada para torturarte. Si vieras
la de veces que he recorrido tu tatuaje con mis manos. SÃ, ese que se asoma por
las hendiduras de tu cintura. Las mismas hendiduras que tanto me gustan trazar
con los labios. Si vieras, Andrés, la de desayunos que hemos comido en la cama.
La de revolcones que hemos dado justo antes de partir al trabajo. En fin, Andrés,
si te vieras en esta historia, estoy casi segura que ni tú mismo te reconocerÃas.
Con amor,
La chica del elevador
Post data. He visto que has arreglado los cristales de tu carro y que la
rubia ya no anda más en tu cama. Supongo que no te ayudo después de todo. Y yo
no encuentro en mà arrepentirme.