Las estrellas de Charlotte


Dos blogueras se juntan para escribir esta nueva historia. La historia de las estrellas de Charlotte. Este color pertenece al texto escrito por Yésica del blog Hilo Rojo. Este color, en tanto, pertenece al texto escrito por Zitmarie del blog Silencios Compartidos. 

Gracias por leernos!!*
Zit & Yés



Se hacen de pronto las diez. Como siempre, la alarma de mi móvil insistió una continuidad de veces para lograr despertarme. Últimamente, no es hasta la quinta alarma que lo logra. Ayer en la noche llegué a Charlotte y me había propuesto que no podría levantarme más tarde de las nueve aunque a estas horas del día no recuerdo el porqué. Definitivamente, el día no comenzó como esperaba. Miro por la ventana de cristal de la que mi madre colgó un adorno navideño hace exactamente un año. Afuera todo sigue igual, como si un año no se me hubiese escurrido entre los dedos. Como si nada tan terrible hubiese pasado. Como si mi vida fuera la misma de hace más de trescientos días atrás. Vil mentira. Ya nada es igual. Me asusta de pronto la canción de Augustana. Sonrío. De nuevo mi móvil me ha salvado. Es el cumple de Emma y es ella quien llama.
“Gracias al cielo que has llamado”-le digo. De repente olvido que es su cumpleaños. “Estaba a punto de marcarle”.
“¿Marcarle?”-casi gritó. “Ahora me alegro de haber llamado, aun cuando debías ser tú la que llamaras. Es mi cumpleaños sabes”.
Suelto una carcajada. Solo Emma puede hacerme reír en momentos como este. Mis pensamientos vuelven a aquel día. Hace poco menos de un año. Él. Yo. Y aquellas terribles palabras. Tan rápido como llegaron los aparto y me enfoco en Emma.
“Cómo olvidar que es tu cumpleaños. Sólo pensé que tú, de entre todas las personas, no estarías despierta a estas horas”.
“Es el único día que puedo hacer una excepción, pero no trates de cambiar el tema. ¿Cómo que estabas a punto de marcarle? ¿Te has vuelto loca?”
Suspiro. Cómo explicarle que hay días en los que me levanto con unas ganas inmensas de marcarle. De escucharle. De verle. Unas ganas casi físicas. ¿Estará en lo cierto Emma? ¿Se habrá vuelto loca? Otro suspiro, ya nada parece ser lo que parece.
“Al parecer, sí, me he vuelto loca.”- le digo suspirando. Estos días pareciera que lo único que hace es suspirar.



-Las estrellas de Charlotte© 2012

Una última foto.


Hoy rompí nuestra primera foto. Era la única que quedaba. ¿Te acuerdas de ella? Apenas y todo comenzaba. Sonrisas tímidas. Distancia de cuerpos. Manos temblorosas. ¿Recuerdas? Alguien dijo, ¡foto! y nos miraron. Y nosotros no levantamos como quien no quiere, pero en realidad se muere por hacerlo. Yo te susurre no me gustan las fotos, aunque más adelante le pidiera a tu madre un copia. Tu dijiste es solo una, anda, para las memorias. Y como decirte no. Quien iba a pensar que esa sería la última foto que quedaría. Bueno, que quedaba. Lo último que quedaba de nuestra historia.  Y si, lo dude. Por un momento quise guardarla. Para las memorias, como dijiste, pero la cosa es que yo no necesito una foto para recordarte. Para memorizarte. Ya te tengo ahí, si ahí, en el corazón. En la cabeza. En la piel. Tengo memorizado como exactamente es de suave tu piel. La medida exacta de tus manos. La distancia entre tu boca y ese lunar que tanto me encanta. Perdón, me encantaba. Porque ahora hay que hablar en pasado, ¿verdad? Pero que digo, si se supone que no hablemos. Punto. Ni en pasado, presente o futuro.  Pues sí, hoy rompí nuestra primera y como resulto ser nuestra última foto. ¿Qué si fue difícil? ¡Joder! No tienes idea, pero había que hacerlo por las memorias, ¿no?

Una ultima carta.


Nueva York. Septiembre. Las hojas comienzan a tornarse rojas, anaranjadas, marrones y una que otra amarilla. Es domingo. El parque comienza a llenarse de gente. En una esquina se puede ver a unos chicos jugar fútbol. En otra un picnic familiar. Unos niños corretean por todo el lugar. Se escucha a lo lejos el sonido de una guitarra. Y el aire sabe a Manhattan. A ciudad. A libertad. A historias no contadas y otras tantas repetidas. Recostados en la sombra de un árbol, están Cecilia y Adam. ¿Se acuerdan de Cecilia y Adam? Adam, con algunos años más, tiene la cabeza recostada en la falda de Cecilia. Cecilia pasa distraídamente los dedos por su cabello.  Cecilia también tiene un par de años mas aunque se le notan mucho menos que a Adam. A pesar de los años ambos conservan la misma mirada para el otro. Adam le lee a Cecilia, el libro de ella olvidado en una esquina, mientras ella con los ojos cerrados y una sonrisa se imagina la historia. De vez en cuando Adam para de leer y le observa. A pesar de lo años juntos, todavía se sorprende que Cecilia este a su lado. Cada día de sus vidas es una sorpresa. Recuerda aquella promesa que se hicieron. Como estuvo esperando por ella lo que parecieron horas en aquella calle de Manhattan donde todo comenzó. Ya cuando había estado a punto de irse pensado que ella ya no vendría, se giró y la vio. Caminando hacia él en un vestido de flores, el pelo revuelto y una sonrisa enorme. Muy característico de ella, Cecilia corrió hasta él y le abrazo. “Si”, fue lo único que dijo. La verdad no había sido necesario nada más. Allí, en aquel parque que ha visto mas historias de las que se pueden contar, Cecilia y Adam dieron gracias. No solo por haberse encontrado sino por que su historia aun continúa.  Justo como había dicho Adam en su carta les puedes ver en aquel parque. Juntos. Enamorados. Felices. Y como toda buena historia, sin un final. Las buenas historias nunca acaban…

Carta #6



Querido Adam:

Si. Si. Si. No se porque en algún momento pensé que podría contestarte de otra manera. Lo he sabido todo este tiempo. Solo que tenia miedo de tomar la decisión, pero siempre fue si. Estoy dispuesta a hacer esa promesa aun cuando no este segura de que duraremos para siempre sé que vale la pena intentarlo. Y como tu dices nunca me volveré a sentir así y nunca lo olvidare. Hagámoslo aunque al final solo ganemos recuerdos. Esos son la clase de recuerdos que vale la pena adquirir. Todo este tiempo tuve miedo de tomar la decisión por miedo a herir a Diego. Estaba equivocada, él iba a salir herido sin importar lo que hiciera. No es justo que continúe a su lado cuando no le amo de la misma manera que él a mí. Quiero comenzar a vivir nuestra historia. Quiero caminar por la calles de Nueva York sin sentirme culpable. Quiero ir todos los domingos a Central Park y recostarme sobre ti mientras leo un libro. Escuchar tu risa cuando te cuento algo que te parece gracioso. Que me abraces cuando lloro por personas que no son reales. Llegar y ver tu abrigo en el sillón. Probablemente enojarme porque lo dejaste allí. Sorprenderte con una cena que diré que cocine, pero que sabes que no fue así aunque no dirás nada.  Llamarte en la madrugada solo para escuchar tu voz. Y dirás que no estabas dormido solo para quedarte un rato más hablando. Enojarme contigo por muchas cosas cuando en realidad estoy molesta contigo por una sola. Pedirte perdón por algo que no sabias que había hecho. Desaparecerme por unas horas mientras escribo mis historias y cuando vuelvo encontrarte siempre ahí. En fin, quiero comenzar nuestra historia y es ya.  

-Cecilia 
                                                                                                                                                        
Post Data. Te espero donde todo comenzó. 

Estadísticamente probable.


Lo más que le gustaba a Isabel de su apartamento eran las grandes ventanas azules. Le hacían sentir que eran únicas, aunque sabia con seguridad que no era así. Se había mudado hace poco y le costaba acostumbrarse al ruido de la ciudad. Aunque si era honesta a veces la hacia sentir menos sola. El viejo escritorio vintage que había encontrado en un garage sale daba justo a la ciudad. Todas las noches mientras se sentaba allí tratando de descifrar el laberinto que era estudiar leyes levantaba la vista para recordarse que sin importar cuan difícil, estaba viviendo su sueño. Desde su ventana azul se podía ver las millones de luces de la ciudad y el cambio de colores en el Empire. Le parecía un sueño que al fin estuviera allí. Aunque pensándolo bien, después de todo, era un sueño. Uno cumplido. La primera vez que había llegado a la ciudad, aturdida y con solo dos maletas en la mano, había sentido que no iba a poder mantener el ritmo. De eso ya hace tres meses y aunque aun se estaba acostumbrando ya tenía la certeza de que estaba haciendo lo correcto. Decir que no extrañaba su país era como decir que no odia subir los cuatro pisos hasta su apartamento porque el elevador estaba descompuesto, pero ya la ciudad se había convertido en su hogar. Era como si pudiera respirar mejor desde que vivía allí. Desde allí había conocido a Julián. Conocido no, mas bien conectado con Julián. Se habían conocido a través de un foro y habían conectado instantáneamente. Ambos en continentes diferentes, ambos por caminos muy distintos se habían encontrado. Ese primer día hablaron de Benedetti, Neruda, Sabina, de cuan probable era que se hubiesen conocido y mas aun que tuvieran cosas en común.  No esperaban nada, no se imaginaban nada, ni creaban historias en su cabeza de lo que pudiera suceder simplemente vivían en el momento. Ella le conto como era la mezcla de tres países y el como fue que se fue ha convertir en ingeniero. No dijeron todo, no dijeron siempre la verdad, pero dijeron lo importante. Lo esencial. Lo que los hacia ser. Lo demás vino con el tiempo…

*Continuara…. 

Carta #5



Cecilia:
                Tu carta me tomó por sorpresa. No por el hecho de que llegara sino por su contenido. Mejor dicho tu honestidad me tomó por sorpresa. No voy a escribir refutándote todo lo que escribiste. La verdad es que tienes razón. En todo. Así que de la misma manera en que tú fuiste honesta, yo lo seré. ¿Quieres saber porque no lo incluí? Porque no lo quiero en nuestra historia. Punto. Me parece que se coló en ella sin permiso. Algo absurdo, ¿no? Porque él estuvo en tu vida mucho antes que yo. Bueno te prometí honestidad no coherencia. Porque la verdad, Cecilia, cuando se trata de puedo ser todo menos coherente. Tú nublas mis sentidos. Punto.   Desde el principio supe que nuestra historia no iba a ser fácil. Y siempre estuve dispuesto a todo. ¿Por qué? Hay momentos en la vida, que muy pocos logran experimentar, en los que tu vida se ve tan clara, en los que toma sentido de momento y sabes justo lo que tienes que hacer. Eso paso el día en que te vi por primera vez. No voy a mentir y decirte que te ame desde el primer momento porque no fue así, pero supe que serias parte de vida. ¿Cómo? ¿Qué parte? Eso lo descubrí mas tarde. No puedo dejarte ir, Cecilia. Como hacerlo si eres lo que llevo, sin querer, buscando toda mi vida. No puedo prometerte para siempre. Porque nadie puede hacer ese tipo de promesas. Porque puede que en unos años alguno de los dos cambie de opinión, pero lo que tenemos ya no viene a menudo. Por lo que tenemos vale la pena luchar y arriesgarse. Porque algo si te puedo prometer y es que no importa la edad que tengamos o a donde la vida nos lleve siempre nos vamos a recordar de como nos sentimos en este momento. Y te puedo asegurar que esta misma clase de amor no la sentirás dos veces. Así que, dime Cecilia, ¿Estas dispuesta tú a hacer esa promesa?
-          Adam

Monólogo Interno: Parte V


Por lo que parece la mayor parte de mi vida he estado tratando de descubrir quien soy. Y justo cuando estoy segura, nuevas preguntas surgen y esa seguridad se va por la ventana. Hay quienes dicen que uno nunca termina de conocer a las personas yo creo que eso es tan cierto para uno mismo como para otras personas. Hay veces que uno están tan seguro de ser un determinado tipo de persona que no se da cuenta que se puede ser muchas cosas a la misma vez. ¿Quienes somos? Solo dos palabras que cargan tanto significado. ¿Quienes somos?  Hay quienes dicen que somos aquello que hacemos en la vida, yo creo que también somos aquello que no hacemos. Aquello que dejamos pasar por no tener tiempo. Los lugares que dejamos de visitar o lo libros que se quedaron en nuestra mesa de noche porque no hicimos el esfuerzo por leerlos. Que es el ser humano sino esa lucha constante por descubrir quienes somos. Irónico, ¿no? Que mientras buscamos quienes somos nunca dejamos de ser. Yo creo que nunca sabremos completamente quienes somos porque incluso en la muerte descubrimos algo de nosotros mismos que nos sabíamos. Descubrimos algo de nosotros todo los días. ¿Quiénes somos? Que mucho nos mantiene despiertos esa pregunta en las noches. Que dolor de cabeza, y si, también de corazón eso de no saber quienes somos. Recientemente leí un libro y hubo una cita que me llamo mucho la atención. Aquí esta: “I’m not myself,” she offered, guilty. He smiled. “You can never say that. You’re just a piece of yourself right now that you don’t like.” Cuantos nos hemos sentido así. Cuantos hemos echado a un lado un sentimiento solo porque nos hace sentir que no somos nosotros mismos. Todos tenemos esa pieza de nosotros mismos que no nos gusta. Todos alguna vez nos hemos sentido perdidos. Todos nos hemos preguntado ¿Quién soy? Para mi es muy sencillo, SOY y punto. Sin muchas definiciones, sin mucha palabrería, sin mucha embeleco, SOY. Lo demás vendrá con el tiempo. 

Les voy a contar de Pamela.


La primera vez que la vi apenas y era una bolita envuelta en una sabana.  La podía cargar en uno de mis brazos sin el mayor esfuerzo. Pelo negro, ojos achinados y la misma nariz que todos en la familia de mi madre. La ame instantáneamente, sin preguntas, sin excusas, sin razón. La ame porque si. En esos primeros días en que la cuidaba, mientras dormía, cada 10 segundos revisaba a ver si estaba respirando. Esos segundos de pánico total mientras esperaba a que su pecho se moviera.  Nunca me he sentido tan viva, tan despierta, tan alerta que cuando la tenía en mis brazos. Pamela, con su pelo loco que ningún cepillo puedo dominar, con sus grandes ojos tan negros que puedes ver tu reflejo en ellos. La primera vez que la oí reír fue como si alguien apretara mi corazón. Y su risa esporádica se convirtió en mi sonido favorito. Pamela, con su alma de alguien mucho mayor. Cuando miras en sus ojos encuentra respuestas a preguntas que ni siquiera sabias que habías hecho. La amo con la clase de amor que ya casi no existe. Con la clase que te hace sentir invencible. Pamela, con su piel color canela, sus pestañas tan largas que rosan su parpado, su manos pequeñas que todo quieren tocar. Pamela, con su hoyuelos que solo muestra cada vez que le canto y le digo princesa. Pamela, la que llena mis días de luz, la que hizo que mi corazón se hiciera mas grande, la que tan solo con ver su rostro mejora mi día. Les voy a contar de Pamela y de como ha cambiado mi vida. De como espero que algún día de sus labios salga la palabra titi… 

Sin Titulo.

Nota*
Escribi esto en un tiempo es que estaba sentiendo demasiado y a la misma vez nada en absoluto. No se a cual de mis personas pertenece o si es una cobinacion de lo que todos alguna vez sintieron. Solo se que me parecio injusto no publicarlo. Hasta alguien abogo porque lo hiciera aun cuando ni si quiera tiene un titulo.

 Que tontos e ilusos por creer que lo nuestro funcionaria. Que solo porque teníamos ganas de que funcionara iba a hacerlo. Que tontos por pensar que nosotros sí lo lograríamos. Todo es culpa de esos cuentos de hadas que no hacen más que llenarnos la cabeza de mentiras. Descubrir que no nos hacemos felices el uno al otro. Por mas que lo intentemos. Que la distancia es demasiada.  Que no se puede mantener algo que nunca estuvo ahí. Lo intente y sé que tu también lo hiciste, pero la vida nos enseñó que se necesita un poco mas que eso. Que tontos por creer que iba a ser fácil.  Como fue que pasamos de reírnos por teléfono a solo escuchar silencio al otro lado de la línea. Que tontos por creer que seria como las películas. Y es culpa de Hollywood por crear cuentos en nuestras cabezas, por hacernos creer que todo es posible. O quizás culpa de aquellos artistas que cantan sobre el amor como si este fuera tan fácil y bonito. Que tontos por atrevernos a decir para siempre.  Pero que digo la culpa la tuvimos nosotros por pensar que duraríamos, por pensar que seria posible, por pensar que podríamos tener un final feliz…Que tontos digo yo.

Monólogo Interno: Parte IV



He descubierto en estos últimos días que esto de la amistad es algo muy efímero. Cuando somos pequeños y conocemos a alguien es tan poco el tiempo en que tardamos en convertirlo en nuestro mejor amigo/a. Lo curioso es que días después puede ser que el puesto de mejor amigo/a lo tenga otra persona.  Los niños tienen esa habilidad de seguir adelante, de no quedarse en el pasado, de tomar la vida más liviana. La amistad, al igual que el amor, es muy difícil de comprender. Un día eres amigo de alguien y al otro se pasan por el lado como si fueran completos extraños. Es parte de la vida dirán ustedes, puede ser. Aunque soy un fiel creyente de que las personas no cambian si creo que maduran y es en ese proceso en que comienzan a querer cosas distintas. Es ahí donde las amistades se disuelven y los amores acaban, cuando lo que queremos no concuerda con la persona que esta a nuestro lado. La mayoría en ese momento empieza a echar culpas a decir todo cambio porque tú cambiaste. Pues no es cierto, todo cambio porque esa persona maduro y dejo de querer las mismas cosas que tu. Es en ese momento, cuando te das cuenta que una de las  personas mas importantes en tu vida ya no quiere lo mismo que tu, que experimentamos la mayor herida. ¿Saben por qué? Porque si las personas realmente cambiaran existiría la posibilidad de que esa persona volver a querer las mismas cosas que tu, pero ¿que hacemos cuando no creemos? Cuando una persona madura ese “cambio” que ocurre es permanente y es eso lo que más duele. Se preguntaran porque estoy hablando de esto. Un tema algo incomodo, ¿no? Resulta en que hace unos días escuche a alguien cercano a mí decir que había perdido a su mejor amiga. Mi primer pensamiento fue, no se pierde aquello que nunca fue tuyo. Un poco cruel lo se. Suerte que solo lo pensé. Lo que si le dije es que a lo largo de la vida iba a tener una infinidad de amigas/os que siempre que “perdiera” uno mas adelante iba a encontrar otro. Que la amistad no se busca, igual que el amor, que la amistad te encuentra. Y a veces, si eres afortunado, encuentras a esa persona,  o si eres muy afortunado personas, que encajan contigo. Que comparten tus ideas y las que no comparte las respeta, pero que no existía en el mundo nada igual a la amistad que existía entre hermanas/nos. Que ella era extremadamente afortunada por tener una. Que esa es la clase de amistad que dura para siempre. La clase de persona que sabes que sin importar lo que haga siempre va estar ahí para ti, pero que también supiera que a veces una “hermana” no necesariamente lleva tu misma sangre. Y que es de vital importancia reconocerlo. ¿Y tu lo/la haz encontrado? 

Carta #4



Querido Adam:
                Es muy fácil decir, o en nuestro caso escribir, como queremos que sean nuestras vidas. Se ve muy bonito en el papel, pero la realidad es otra. La realidad es que a él también le amo aunque no este enamorada de él. Confuso, ¿no?  No son meses los que he pasado con él si no años y duele el saber que estoy haciéndole esto. No sabes cuanto quisiera dejarlo todo e ir ha convertir tu historia en una realidad. Nuestra realidad. Lamentablemente las cosas no pueden ser así, no puedo dejarlo todo sin explicación. Han sido tantas la veces en que he intentado dejarle saber que ya no estoy enamorada de él, pero cada vez que reúno el valor para hacerlo él hace algo que hace que me detenga a pensarlo. No te voy a mentir Adam, hay veces en que dudo que nuestro amor sea verdadero. Porque como voy a amarte de esta manera si a penas y te conozco. ¿Como es que llevo cuatro años con él y no le amo con la misma intensidad que te amo a ti que te conocí hace tan solo 7 meses? Explícamelo. Porque a veces me cuesta entenderlo. Me siento horas observándole. Buscando el más mínimo cambio en su rostro.  Buscando a ver si su amor por mí ha cambiado. Nada. No hay cambios. Todo igual. Constante. Seguro. Permanente. Para siempre. Intento imaginarnos en esa historia que me contaste, pero ¿Dónde en ella queda Diego? ¿Cual es su parte en esta historia? ¿La de espectador? No me parece justo. No me parece que le toque sufrir. ¿Donde esta su final feliz? No puedo evitar incluirlo, pero a quien engañamos él ya es parte de esa historia solo que se te olvido incluirlo. Me pides que rescribamos la historia, pero no incluyes a todos los personajes. No estoy diciendo que no quiero nuestra historia. Es que si queremos hacerla posible tenemos que estar dispuestos a aceptar que podemos resultar heridos. Que puede que no funcione. Que puede ser que perdamos algo que no podremos recuperar. Que me dices Adam, ¿estas dispuesto a intentarlo? 
-Cecilia

El reflejo de una historia.


Ella se esta maquillándose en el espejo del baño. Él se le acerca por detrás y la abraza. Ella mira el reflejo de ambos en el espejo. Él mientras tanto la mira a ella. Ella piensa que diferentes son. Él piensa que son perfectos el uno para el otro. Ella mientras tanto piensa en decirle que ya no le ama igual. Él, sin embargo, piensa en cuanto la ama. Ellos son el reflejo perfecto. La superficie de la felicidad inventada. La punta del iceberg de la falsedad. Ella sonríe preguntándose por decima vez cuando le dirá la verdad. Él sonríe porque le hace feliz verla feliz. Cual iluso soñador que piensa que todo anda bien. Cual falsa actriz fingiendo ser protagonista de una historia que no es suya. Allí en el espejo el reflejo de todo lo que creen ser y nunca serán.  Y su historia no es más que una inventada en la cabeza de solo uno de los dos. El sueño de uno y la pesadilla del otro. El reflejo de lo que pudo ser y nunca llego a ser. La maldición de todos aquellos que aman aun cuando el amor se ha acabado. 

Un encuentro.


Ello lo espera en el aeropuerto moviendo nerviosamente su pie izquierdo. Tiene que admitir que le ha pasado por la cabeza que no llegara a buscarla. Su maleta también se ha tardado lo que han parecido horas. Cada vez son menos las personas a su alrededor. En ese momento su teléfono anuncia la llegada de un mensaje de texto. “Te ves hermosa…”, ella mira a su alrededor pero, no le ve por ningún lado. “¿Donde estas?” le devuelve sonriendo.  “Aquí…” le susurra al oído mientras la rodea con sus brazos. Sorprendida se voltea y allí esta. Él. Con su sonrisa de medio lado. “¿Pensabas que no vendría?”. “No, para nada”, le contesto tomándole de la mano. “Mentirosa”, le dijo besándola en la nariz. “La verdad es que llevaba tiempo mirándote desde lejos. Convenciéndome que realmente estabas aquí. Te extrañe pero, eso ya lo sabes. Te quiero pero, eso también lo sabes.” Ella se queda mirándole un par de minutos. “Te creo pero, eso también lo sabes.” Y salen sonriendo del aeropuerto sin saber que justo en ese momento todo cambiaría. 

Nueva York en Agosto.


Dos amigas se despiden de quien las ha llevado al aeropuerto. Una de ellas con mas entusiasmo que la otra, después de todo fue su novio quien las llevo. Con maleta en mano se dirigen al terminal asignado. Mira si están tan emocionadas que olvidan pasar por aduanas pero, que importa pronto estarán en Nueva York.  Se repiten continuamente “¡Lo estamos haciendo!”. Les parece imposible que estén apunto de viajar juntas. Una de ellas, hace unos días atrás, le comentaba a la otra como si saber donde cada una vivía o el nombre de los padres de la otra iban a viajar juntas. La otra tras pensarlo mucho le dijo las siguientes palabras: “Estuve pensando en lo que dijiste y ¿sabes que? Existen tres clases de personas en la vida: la primera es aquella que sabemos de ellos cosas como donde viven, como se llaman sus padres o a que universidad fueron. La segunda, aquellas que sabemos cuales son sus sueños, sus miedos, que les apasiona, a la cual llamamos a contarles  lo que nos pasa por que sabemos que no nos juzgara. La tercera es una combinación de ambas. Tu y yo somos las segunda, quizás no sepa donde vives o como se llaman tus padres pero, sé que compartes mis ideas, que me escuchas sin juzgar y conoces partes de mi que nadie mas sabe y eso es lo importante.”  Es conversación vuelve a sus cabezas cuando están esperando para entrar al avión. Ya sentadas en sus asientos, no una al lado de la otra desgraciadamente, esperan ansiosamente sentir al avión dirigirse a su destino. Y aunque una de ellas ya ha visitado la ciudad, no deja de sorprender como aun se emociona con solo pensar que estará en ella en tan solo unas horas. Le parece que lo esta visitando por primera vez y de cierta manera lo es. Pasadas las horas, entre películas, música y una que otra siesta. Al fin se escucha decir que en pocos minutos aterrizaran en Nueva York. Desde sus asientos, ambas, pueden verlo hacerse mas grande. Y sin tener que preguntar se sabe que están teniendo el mismo sentimiento, quizás con una leve variación de intensidad. Ya en la salida mientras esperan a quien las va a buscar no se imaginan que desde ese día ese viaje estará en sus mentes para siempre. Casi, casi como si hicieran historia.  

Continuara... 

Carta #3



Cecilia:
                Me pides que te diga que sigue en nuestra historia. En vez de eso te voy a contar una historia: “Había una vez un hombre que mientras caminaba por una de las calles de su ciudad conoció a la que se convertiría en el amor de su vida. Le enamoro su sonrisa, sus ojos, su manera de caminar y hasta su nombre.  Solo que había un problema, ella estaba con alguien más. El hombre intento sacársela de la cabeza. Salió con otras mujeres pero, siempre terminaba comparándolas con ella. Un día en el que no podía estar un segundo más en su apartamento decidió visitar su librería favorita. Y cual milagro de la vida allí estaba ella. Con su pelo negro, que le llega justo al comienzo de su cintura, cubriéndole la mitad del rostro que tanto él había pensado los últimos días. Encorvada leyendo un libro, con lo que le pareció a él la sonrisa más hermosa, estaba ella. Allí en su lugar favorito. Con la misma sonrisa que el porta cuando encuentra un libro que le apasionaba. Como si hubiese dicho su nombre en voz alta ella lo miro con aquellos ojos azules que tanto le fascinaban. De todas las librerías que había en su ciudad ellos tenían que encontrarse en la misma. Fue como si la vida y sus pensamientos se alinearan y ambos terminaron allí. Ese día el hombre y la mujer hablaron por horas para luego terminar dando una caminata por la ciudad. El hombre no pensó que la volvería a ver hasta que semanas después le sorprendió observándolo desde lejos. Él, enamorado al fin, le siguió hasta su casa y copio su dirección. Estuvo días pensando en que escribirle en aquella carta que más tarde le enviaría. Aquella carta que cambiaria todo, que los haría mas valientes. Se escribieron por meses hasta que un día se dieron cuenta que tenían que tomar una decisión. Tenían que escoger. Había llegado la parte más difícil. Ella escogió, y ahora si pasas por ese parque bien famoso de la capital del mundo los puede ver. Sentados en la grama leyéndose el uno al otro. Sonriendo. Felices. Enamorados. Juntos.” ¿Qué te pareció la historia, Cecilia? ¿Te gusta para nosotros? Me pides que te diga que siga pero, no soy yo el que tiene la respuesta. La tienes tú. Si por mi fuera te tuvieran en mis brazos ahora mismo. Si por mi fuera te llevaría lejos. Si por mí fuera, serias solo mía. Si por mí fuera…pero no lo es. ¿Que sigue dices, que tal un final feliz?  Así que dime Cecilia, ¿rescribimos historia?

- Adam

Respuesta a una carta de amor.



Querido Adam:
                ¿Me crees si te digo que esperaba tu carta aun cuando no tenia idea de que la ibas a enviar? Era como si de alguna manera supiera que pensabas comunicarte conmigo. Tu carta me ha hecho suspirar, reír y si, una que otra lagrima he botado. Tienes razón con eso de que lo nuestro es difícil pero, no imposible. A veces me pregunto si no es eso peor. Porque se hace más difícil cuando se sabe que la posibilidad existe pero, somos demasiado cobardes para aprovecharla.  Porque apareces justo ahora, demasiado tarde. Demasiado perfecto. Demasiado ideal. Justo para mí. Siempre había deseado conocer a alguien que le gustara enviar cartas. Es cierto eso que dicen cuidado con lo que deseas. No tenia idea de que te habías dado cuenta que te observaba, no soy muy buena, ¿verdad? Estas últimas semanas he estado rompiéndome la cabeza intentando encontrar una solución. Intentando ver como hacemos para que nadie salga herido pero, eso es una de las pocas cosas imposibles en esta vida. Somos egoístas, ambos, por querer algo que ya había prometido darle a alguien más. Por querer contigo lo que pensé que tendría con el.  ¿No es todo ser humano egoísta? Especialmente aquel que dice estar enamorado. Tú dices no saber nada de mí, yo difiero. Sabes todo. Sabes lo importante. Sabes lo que me hace ser yo. Me ves. No se si pueda darle la espalda a eso. ¿Por qué haz llegado tarde? ¿Dónde estuviste todo este tiempo? Te extraño aun cuando no se como es estar contigo.  Contigo pierdo la coherencia, pierdo la noción del tiempo, contigo me siento libre. ¿Cómo es que sabes justo que decir para hacerme dudar todo excepto a ti? Hay una cita que dice así: “I fell in love the way I fall sleep: slowly, then all at once.”  Así fue como me enamore de ti.  Te fuiste metiendo a mi vida de a poco y de pronto eras todo lo que podía ver.  ¿Por qué ahora, Adam? ¿Por qué no hace dos años? Lo se, lo se dirías que para estas cosas el tiempo esta ya puesto. Que todo tiene su momento, pues, creo que escogimos el equivocado. ¿Quieres que te diga como termina nuestra historia? Pues no tengo la menor idea. ¿Quien dijo que tenía que terminar? No seria una mejor pregunta, ¿Qué sigue en nuestra historia? Dime Adam, ¿Qué sigue en nuestra historia?
                                                                                                                                                                -Cecilia

Post Data. Mi color favorito es el azul.

Una carta para Cecilia

Cecilia:
                Te preguntaras como he conseguido tu dirección, pues, tengo que admitir que la verdad es que uno de esos días en los que pensabas que no te veía, mientras me observabas en una de las calles de Manhattan, decidí seguirte hasta tu casa.  Estarás pensando, “Perfecto resulto ser todo un psycho”, pues no. La verdad es que no podía pasar un minuto más sin que te dijera como me haces sentir. Y dirás, suena justo como en las películas. Puede ser pero, no por eso mis palabras dejan de ser menos ciertas. No voy a decirte que lo nuestro es imposible porque casi nada en esta vida lo es pero, si es difícil. ¿Cómo todas las cosas que valen la pena, no? En esta historia, nuestra historia, alguien saldrá herido. Presiento que más de uno. Inevitablemente alguien saldrá con el corazón roto. Como en todas las historias que hay mas de dos. ¿Seré egoísta porque una parte de mi no le importa? Esa misma parte que te quiere solo para mí. Es curioso, sabes, como a penas y te conozco y ya hablo de ti como si me pertenecieras. La verdad es que te llevo en la sangre, Cecilia. Dime como fue que te fuiste a meter ahí. Como eres lo primero que pienso en la mañana, como es que cada vez que veo algo en una tienda me pregunto si te gustaría a ti. Ni si quiera se tu color favorito o si duermes de lado. Si te gusta vivir aquí o es solo una parada más en tu viaje. Descubrí que no se casi nada de ti. Solo que cuando te veo mi corazón se detiene por unos segundos. Que las tiendas de libros te hacen sentir igual que a mi. Que esperas unos minutos para beber tu chocolate aunque después este frio. Que pasas el dedo por tu nariz cuando estas nerviosa  o que mueves tus manos cuando intentas explicar algo complicado. Esas son las cosas importantes, ¿no? Las que nadie mas ve pero, yo las noto. Porque no puedo no estar pendiente a cada detalle de ti. No sabré tu primer apellido, donde naciste o que edad tienes. Lo que se es que rara vez andas con el pelo suelto, que siempre andas con las uñas pintadas de un color distinto, que cuando estas llegando o ves un libro que te gusta cierras los ojos por un momento como agradeciéndole a la vida. No sabré cosas como el nombre de tu padres, si tienes hermanos o si fuiste a la universidad pero se lo mas importante que no soy solo yo el que anda sintiendo estas cosas. Así que, ¿Qué haremos, entonces, Cecilia? ¿Cómo termina nuestra historia? Anda, cuéntame el final que muero por saberlo.
                                                                                                                                                                               -Adam


Favortios del mes de Julio

Aquí va la explicación: Favorito del mes es un tag donde la persona menciona una lista de sus productos o algo en particular, favorito de ese mes. Tiene como principio mencionar aquello que estuvistes utilizando constantemente ese mes. Algo que te llamo muchisimo la atención y lo recomendarías.

PREGUNTAS:

1. Entrada favorita del mes (propia)
*  ¿Díganme quien es el responsable?

2. Blog favorito del mes
* La últimavez que te robé París

3. Entrada favorita del mes (blog)
* La historia de una mañana

4. Libro o frase favorita del mes
Libro: Pushing the limits by Katie McGarry
   Frase: " The worst type of crying wasn't the kind everyone could see- the wailing on street corners, the tearing at clothes. No, the worst kind happened when your soul wept and no matter what you did, there was no way to comfort it."
5. Canción favorita del mes
* Give me love- Ed Sheeran

6. Video favorito del mes
Con las ganas- Zahara

7. Pelicula favorita del mes
* Tengo ganas de ti

8. Comida favorita del mes
* Spaghetti con tostones :)

9. Lugar favorito del mes
* Isla palomino

10. Momento favoritos del mes
* Reunión de bloggeras en San Lorenzo, Puerto Rico (Hilo Rojo, Silencios Compartidos, Impulsiv@)

1:51 A.M.


Acabo de terminar de ver “The Vow”, algunos de ustedes quizás la hayan visto otros quizás no. El punto es que me puso a pensar en que es lo que nos forma. ¿Son nuestras memorias? ¿Son nuestras experiencias? ¿Se puede olvidar quien uno es? ¿O todo al final termina volviendo? Para aquellos que no hayan visto la película, esta trata de una pareja que tiene un accidente y ella pierde la memoria. Esto me puso a pensar, ¿son nuestros sentimientos conformados por nuestras memorias? ¿Se quedan estos allí aun cuando no podemos recordar los momentos que los hicieron posible? ¿Están ambos tan ligados que no existe uno sin el otro? Yo creo, que si en algún momento no podemos recordar o nuestra memoria se ve afectada podemos aun así recordar quienes somos. Quizás no nuestro nombre o el nombre de tu mejor amigo pero, si las cosas que nos conforman. Aun cuando no recordemos momentos tengo la seguridad que si podemos recordar como ese momento nos hizo sentir.  Yo creo que una vez tu amas a una persona puedes volver a amarla de nuevo. Si tienes uno de esos amores que solo se dan una vez en la vida. Nosotros, a veces, damos por sentado muchas cosas y una de ellas son nuestras memorias. ¿Que pasaría si un día despiertas y no puedes recordar nada? ¿Seguimos siendo nosotros? ¿Seguimos amando a las personas a nuestro alrededor? Yo creo que cuando el amor se instala en tu corazón no se olvida. Después de todo este es un sentimiento no una memoria y los sentimientos siempre terminan volviendo.