El momento exacto


No recuerdo el día ni la hora, solo recuerdo el momento exacto.  Te recuerdo a ti sentado en aquella silla en el viejo café de la esquina, donde solo aquellos con otras ideas suelen visitar. Estaba yo en la fila esperando a pedir mi tercer chocolate de la mañana cuando te vi. Leyendo el periódico del día, levantaste la mirada justo en el preciso instante en que la mía se concentraba en tu cara, desvié la mirada rápidamente algo avergonzada.  No entendí en ese momento porque mi corazón latía tan fuerte o porque de momento me sentía tan nerviosa.  Llego mi turno, pedí lo usual y me pare en una esquina, tratando de que mi mirada no se desviara hacia ti.  Sale mi orden y trato de buscar una mesa vacía, y como es la magia en el mundo o quizás el destino, pero era tu mesa la única en que había un silla desocupada. Recuerdo que sonreíste y señalaste la silla frente a ti. Estuvimos horas hablando, de todo y de nada, silencios compartidos, risas compartidas y tímidas miradas.  Nunca llegue a mi clase de la una y tu nunca llegaste a tu cita con un amigo. Horas que parecieron minutos en aquel viejo café, que ya no existe más que en nuestra memoria.  Nunca olvido tu sonrisa o la manera en que dijiste mi nombre por primera vez. Aquella tarde llegue a mi apartamento algo cambiada y sí, algo enamorada. Y desde entonces nos vimos todas las mañanas en aquel viejo café…

Penélope...

Hace poco una amiga posteo en su blog una hermosa carta, de esas que ya no se escriben, en su post ella hablo de Penélope, cuando le comete cuanto me había gustado su post y le dije que creía que todos algunas vez en la vida fuimos como Penélope. Su contestación fue: Que buen tema para escribir. Para los que no conocen la historia de Penélope aquí les va un pequeño resumen: Cuenta la mitología Griega que Ulises había viajado a Esparta para pedir la mano de Helena pero al darse cuenta de los muchos competidores que tendría decidió pedir la mano de Penélope. Esta le fue concedida y se casaron y tuvieron un hijo. Pero Ulises se vio obligado a partir hacia Troya y estando allá Naupilio celoso porque Penélope no le quería ser infiel a Ulises le mintió diciéndole que esté estaba muerto. Y Penélope pasa veinte años esperando por él. La historia tiene un final feliz, Ulises regresa y aunque al comienzo esta no lo reconoce cuando él le cuenta los detalles de su luna de miel ella recuerda y Atena alarga la noche para que puedan disfrutar de su mutua compañía. Por su puesto como la escritora frustrada que soy, me puse a pensar en eso. Y llegue a la conclusión que todos somos Penélope. Todos tenemos que esperar.  Esperamos 9 meses para nacer y toda una vida para morir. Esperamos para poder caminar, hablar, escribir, leer…Cuando crecemos esperamos por ser mayores para poder hacer lo que queramos. Esperamos para graduarnos de la escuela superior y he ir a la universidad. Incluso tenemos que esperar para ver si entramos a la universidad.  Esperamos encontrar la persona con la cual pasaremos el resto de nuestras vidas.  La vida es una constante espera….para todo tenemos que esperar.  Lo irónico es que la mayoría de nosotros odiamos esperar.  Por lo que está historia me recuerda es ¿alguna vez ha amado con esa intensidad? ¿La clase de amor que espera veinte años?  Que aún cuando ya nadie más cree tu nunca dejas de hacerlo. Yo creo que cada ser humano debe al menos una vez en la vida conocer esa clase de amor.

Tus cartas...

Aún guardo tus cartas en el viejo baúl de las ideas. El papel ya está algo arrugado y las paginas amarillentas.  La tinta se ha corrido en varias partes por viejas lágrimas de amor. A veces me siento y las releo, me transporto en el tiempo. Cuando el amor era puro, sincero e ingenuo. Recuerdo tu sonrisa y la manera en que tus ojos se iluminaban cuando sonreías. Tengo vivo en la memoria el recuerdo del primer beso dulce, tentativo y algo nervioso.  Te recuerdo con las manos apoyadas detrás de la cabeza, recostado en la grama amarillenta con el sol resplandeciente en tu piel, sonriendo hacia el cielo y recuerdo oírte decir Nunca he sido más feliz y me pregunto todavía lo crees o ahora tienes otro recuerdo más feliz. Todavía visito el viejo árbol donde grabaste nuestras iniciales dentro de un corazón aquel primer día de nuestro amor.  Te recuerdo como si no hubiera pasado el tiempo, como si mañana volviera a encontrarme contigo bajo el viejo puente, robándonos besos que sabían a miel. Aún estas aquí en mi memoria, fresco como el primer día. Recuerdo como siempre firmabas tus cartas con un Hasta pronto amor, aún cuando me verias en menos de dos horas, recuerdo correr haciel el buzon estartalado esperando encontrar una de tus cartas.  Recuerdo cuando fuerte latía mi corazón con tan solo verte. Saco tus cartas y las releo buscando la respuesta de algo que ya no está.  

Lo real y lo desconocido

He estado buscando entre palabras las palabras para explicar lo que siento. Rebusco en el baúl de tus escritos buscando uno que describe este sentimiento incierto que ahora reside en mí. Busco entre tanto vocabulario desconocido la palabra exacta que me describa pero es imposible porque soy muchas palabras y ninguna. Busco entre tus letras la respuesta a mis penas. Por favor que alguien me explique qué es lo que está pasando. La vida va muy deprisa y yo me voy quedando atrás. Paren el tiempo! Va muy deprisa y todavía no logro averiguar qué es lo que quiero. Explíquenme con palabras sencillas porque a veces es tan difícil respirar. Porque cuesta tanto levantarse de la cama y luchar. Tú que ya haz caminado el camino que ahora yo recorro cuéntame el secreto de la vida. Dime a donde debo ir a parar. Cuando fue que el mundo cambio tanto. Cuando fue que sin darme cuenta estoy aquí en este lugar desconocido y familiar que me lleva por caminos que nunca creí caminar. Cuéntame la historia de la vida, de las penas, los engaños, del amor…Por favor que alguien me diga cuando fue que dejamos de creer. Cuando la vida se volvió cotidiana y rutinaria. Cuando dejamos de apreciar las sonrisas de los niños, la mirada de los viejos, los momentos inciertos, la magia de la vida….Que alguien me despierte por favor de este sueño interminable. De los recuerdos de algo que nunca fue mío. Que alguien mi diga si hay sentido todavía. Si las palabras todavía tienen la fuerza que tenían antes. Si todavía existe allá fuera persona que no han dejado de creer. Si existe una persona que reconoce el valor de un bueno libro, de un beso dulce bajo el sol, de los amaneceres diarios, de la notas de un viejo piano ya cansado de tocar, de lo momentos inexplicables que duran para siempre. Que alguien me diga por favor que todavía existe esperanza que no todo está perdido. Que alguien me diga si mis palabras tienen sentido o solo hablo al vacio…