Me he regresado a Madrid. He tomado el tren que sale a
las 7:52 desde Barcelona. En tu apartamento me he dejado un sostén, un par de
aretes y la mitad de mi corazón. El tren está casi vacÃo. Y me pregunto hacia
donde van las pocas personas que están allÃ. Quien sabe, quizás su destino sea
Madrid o quizás Madrid es solo una parada más en su viaje. Que darÃa ella
porque Madrid fuera tan solo una parada y no su destino. Que diera ella porque
sus coordenadas no tuvieran sabor a ti. En tu apartamento me he dejado un par
de zapatos al pie de tu puerta. Eran mis favoritos. Me he dejado tu media
sonrisa. Y si, como podrás intuir, era mi favorita también. El tren se mueve más rápido y en el encargado
de los boletos nos poncha el alma. A mi izquierda un señor en sus cuarenta, con
laptop, móvil y tableta en mano parecer estar en otra coordenada. Que diera
ella por estar en otra también. A mi
derecha, por la ventana, Barcelona va quedando atrás. Solo es una mancha
cambiante en el cristal. Dejo a Barcelona y tú mirada color gris tormenta. Por
el pasillo una chica de pelo negro hasta el mentón se dirige hacia mÃ. Se detiene junto al asiento vacÃo a mi lado y
pregunta, “¿Está ocupado?” Me conoces, por un momento pensé en decirle que en
efecto el asiento estaba ocupado. “No”, casi suspiro. “Genial, no me gusta
sentarme sola”, contesta con un entusiasmo que nadie deberÃa tener a esta hora
de la mañana. Tan pronto se sienta a mi lado me arrepiento de no haberle dicho
que el asiento estaba ocupado. Pero que iba a saber esta extraña que mi
entusiasmo lo habÃa dejado en mi lado de tu cama. “¿Es tu destino Madrid?” me
pregunta. Lo pienso por un momento. ¿Era mi destino Madrid? Y ahà hablando con una
extraña se decidió. Madrid no serÃa su destino. Madrid seria solo una parada.
"No”, le conteste; resuelta a cambiar mis coordenadas.
Seis letras y un nombre.
September 1, 2014
Cariño,
solo se necesita que pronuncies mi nombre. Para que se me erice la piel. Para
que comience el cosquilleo. Para que se me dibuje una sonrisa en el
rostro. Solo mi nombre. Solo seis
letras. O-l-i-v-i-a. Para que mi dÃa cambie. Para que vuelvan las dudas. Para
que comience a pensarte de nuevo. Solo necesitas pronunciarlo. Para que mi
corazón se acelere. Para que se abran cientos de puertas. Para que regresen los
recuerdos. O-l-i-v-i-a. Para que mi mundo se ponga de cabeza. Para que de
repente comiencen a fluir las palabras. Para que comience a despolvar viejas
canciones. Cariño, solo pronuncias mi nombre. Para que comience a sentir de
nuevo. Para que me vuelva a gustar el rojo. Para que comience a extrañarte de
nuevo. Mi nombre, cariño. Para querer comenzar a escribirte de nuevo. Para que
pronuncie tu nombre de vuelta. Para que de pronto no haya excusas para no pensarte
de nuevo.
Soy economÃa, cariño
August 19, 2014
Cariño,
siempre he pensado en el amor en términos de economÃa. Siempre he hecho un análisis
de costos-beneficios de mis relaciones. Si,
escuchaste bien. Costos y beneficios, cariño. Pros y contras. Todo para saber
si es una buena inversión esto del amor.
El amor se ha convertido en la Ley de oferta, cariño. Su valor ha ido en
aumento y ya no sé si serÃa bueno invertir. Es mucho el riesgo de pérdida. Estamos
en recesión y los economistas recomiendan no hacer negocios riesgosos. Veras,
es que en el amor es jugárselas todas. Es invertir todo el capital y orar por
al menos recuperar lo invertido. Sin posibilidad de ganancia. El amor es una inversión riesgosa. Por eso conmigo siempre ha sido cuestión
de disponibilidad. Cuestión de costos y beneficios. Cariño, el amor es economÃa. Y ya has visto
las noticias, andamos en recesión. Por eso nuestra historia siempre será
asÃ. Yo llegando siempre al punto exacto para cruzar la lÃnea pero nunca lo
hago. Y no puedes culparme, cariño. En esto del amor nunca he tenido las
ganancias esperadas.
Labels:
Amor,
Economia,
Featured,
Historias de un pagina
11:11
July 16, 2014
El reloj marca las 11:11. La vieja costumbre de pedir un deseo sale a la
superficie. Laura se da la vuelta y no pide su deseo. Su móvil lleva sonando en
la mesa de noche desde las 10:27. Celeste no ha parado de llamar. El móvil deja
de sonar, 9 llamadas perdidas. Vuelve a
sonar una décima vez. Laura decide contestarlo.
-“¿Quién se atreve a llamarme a esta hora de la mañana?”, contesta
Laura. Celeste suelta una carcajada al otro lado del móvil.
-“Laura, ya son las- una pausa- 11:26 de la mañana. Apenas y se puede
llamar mañana”.- Laura se pregunta cómo alguien puede estar tan alegre a esta
hora de la mañana.
-“Celeste, sabes que para mà toda hora antes de las 12:00 es muy
temprano. Espero que sea algo importante. Que se haya muerto alguien o al
menos, que alguien este gravemente herido. Solamente asÃ, podrÃa perdonarte el
que me hayas levantado tan temprano.”, le contesta Celeste ya un tanto
exasperada.
- “Por Dios Laura, que mórbida. No se ha muerto nadie y nadie está
gravemente herido. Creo que es algo mucho peor.”, contesta Celeste sin nada de
la alegrÃa anterior en su voz. Celeste no se imagina que pueda ser peor que una
muerte.
-“Ya me haz asustado. Anda, dime, ¿qué ha pasado?”, Laura tiene un mal
presentimiento. Hasta se ha arrepentido de no haber pedido el deseo cuando tuvo
la oportunidad.
-“Es Ernesto”-una pausa-“Ernesto ha vuelto. Le acabo de ver en la
cafeterÃa de Don José.” Laura ha dejado de escucharle desde que escucho el
nombre Ernesto. Mira el reloj, 11:33. Maldición, debió haber pedido el deseo.
Ahora ya es muy tarde.
-“Eso no es todo, Laura. Ernesto no ha vuelto solo.”
Laura no podÃa creer lo que estaba escuchando. ¡Dios!, y la gente se
preguntan porque no me gustan las mañanas. No hay noticias buenas a esta hora
de la mañana. Laura tomo la caja de cigarrillos de su mesa de noche, saco uno y
lo prendió. Iba a ser un largo dÃa.
-"¿Laura? ¿Estás ahÃ? ¿Laura?, Celeste sonaba preocupada.
"Lau-". Laura la interrumpió.
-“Celeste, nada bueno sale de levantarme temprano. Debiste dejar que
siguiera durmiendo”. Laura colgó el móvil, le dio dos caladas más al cigarrillo
y se dio la vuelta para seguir durmiendo. Quien sabe, quizás la llamada solo
habÃa sido un sueño.
Monologo Interno: Parte XIII
June 21, 2014
Ha pasado
que, si no ponemos todo en las redes sociales no existimos. Pasa que si no
pongo un status de cómo me estoy sintiendo o donde ando pues no es real.
Entramos a las redes sociales para confirmarnos que estamos vivos. Que
existimos y que allá afuera hay gente que sabe quiénes somos. Pasa que nos
conectamos esperando, por fin, sentir esa conexión con los demás. Hoy en dÃa si no tienes Facebook/Twitter la gente
te mira raro y te pregunta si eres normal. Que estamos obsesionados con subir
al menos diez fotos nuestras, documentando lo que hemos hecho en el dÃa para dejar saber
a los demás que estamos vivos. Que existimos. Que nos disfrutamos la vida.
Aunque si lo pensaran bien el hecho que estés documentado cada momento de “disfrutarte
la vida” hace que te la disfrutes menos. Irónico, ¿no? Tenemos que documentar
cada cosa que hacemos, y ojala tan solo fuera eso, pero no. Tiene que saberlo
los demás. Vivimos en un mundo donde la cantidad de “likes”/retweet o
comentarios valen más que las veces que nos robamos un beso o decimos te amo.
Facebook/Twitter se ha vuelto nuestra
manera de interactuar con el mundo. Porque se nos hace más fácil, porque es
menos complicado. Nos escondemos detrás de una pantalla esperando que la
persona del otro lado les guste como somos cuando en realidad no nos conocen
para nada. Entramos y sentimos envidia de que algún amigo en Facebook anda
viajando, comiendo en algún lugar exótico o se acaba de comprometer. Sin saber
que, si lo anda publicando en Facebook es porque todavÃa no ha encontrado esa
conexión que todos andamos buscando. Al estar en Facebook pensamos que estamos
allá afuera viviendo, cuando en realidad solo vivimos en una caja de cristal
donde solo podemos ver lo que los demás proyectan que son. Lo que los demás
quieren que veamos que son. Se nos hace más fácil conocer a alguien por
Facebook que conocerlo frente a frente. Porque es más fácil decir hola en lÃnea
que tener la valentÃa de acercártele a alguien en la calle. Entramos a Facebook
para asegurarnos que no estamos solos. Sin saber que el simple acto no hace, si
no, que estemos más solos. Peor aun, mas
solos pero con la falsa sensación de que no es asi. De que estamos conectados.
Update:
Este escrito llevaba semanas en mi computadora. No encontraba en mà publicarlo.
TenÃa esa sensación de que aún no estaba completo. Llame a una de mis amigas,
se lo leà y me dijo: “¿Qué esperas? PublÃcalo. Aun asÃ, no lo publique. Lo deje
reposar por varios dÃas hasta que llego la contestación de porque no lo podÃa publicar.
Pasa, que como me sospechaba, estaba incompleto. Aquà la historia: Un dÃa le escribà a un amigo,
con el que hace tiempo no hablaba, para saludarlo. La razón por la que hacÃa
tiempo no hablábamos era porque me sentÃa que era yo la que siempre andaba buscándolo.
Pero ese dÃa en particular no me importo y le escribà que andaba perdido. Me
contesto que para nada, que era yo la que andaba perdida. Sus próximas palabras
me dejaron de piedra. “La pérdida eres tú. Ya no te veo en Facebook ni te
conectas al chat.” Se imaginaran mi sorpresa al leer sus palabras. Al parecer,
el hecho que no estuviera presente en Facebook me hacÃa estar “perdida”. Le
conteste que no me gustaba ya conectarme a Facebook porque intentaba desligarme
un poco de la tecnologÃa. “¿Antisocial?, esta fue su contestación. Y le
conteste: “No, real.” Al parecer le pareció extraña mi contestación porque me
contesto, “¿y eso?” A lo que procedà a explicarle que me habÃa dado cuenta que
estar en el internet nos estaba dando un falso sentido de conexión y que no querÃa
eso para mi vida. Que las personas importantes tenÃan mi número y podÃan llamarme.
No sé qué paso, pero mi amigo cambio el
tema. Y entonces, me recordé de aquel escrito guardado en mi computadora. Y que
esta conversación no hacÃa más que confirmarme lo que ya habÃa escrito. No
estar/publicar en Facebook/Twitter es sinónimo de no existir en la vida de los demás.
Incluso cuando esas personas llevan conociéndote casi cinco años, tienen tu número
de teléfono y hasta saben dónde vives. Al parecer, Facebook se ha vuelto el más
usado medio de comunicación. Incluso más que el temido mensaje de texto.
Labels:
Facebook. Conexion,
Monologos,
Redes Sociales.,
Twitter
Eres Invierno.
May 10, 2014
Amor, ¿sabes de lo que me he dado cuenta? Que
eres más feliz estando lejos de mÃ. Ayer mientras observaba tus fotos me di
cuenta que en ellas sonrÃes como no lo haces cuando estás conmigo. Amor, eres
más feliz cuando los dÃas son frÃos y la nieve cae en la calles. El calor ya no
te sienta bien. Tu definición de hogar y la mÃa no concuerdan en lo absoluto. Y
tu corazón anda a kilómetros de distancias mientras que el mÃo siempre lo has
cargado tú. Amor, eres más feliz sin mÃ,
punto. Ahora, te pregunto, ¿qué hago yo? A donde me voy con mis memorias sabor
verano y las ganas de que ya no caiga más nieve. A donde voy con mis suspiros
con sonido a mar. Que hago yo, que nunca me ha sentado bien los dÃas llenos de
nieve y frio. Yo, que me enamoro de las
risas y las conversaciones complicadas. Dime, amor, que hago si ando por la
vida desorientada, mientras tu cargas mi corazón en las manos. Amor, eres
invierno y toda la vida me han dicho que soy verano….
Labels:
Featured,
Historias de un pagina,
Invierno
La foto en mi mesa de noche.
April 30, 2014
- “A veces me pasa que miro una fotografÃa mÃa y no logro reconocerme a mÃ
misma. Sabes, es como si una extraña me mirara desde allÃ. Una extraña más
feliz, más completa, con menos cargas. En fin, otra persona,” cuenta Laura a su
amiga, mientras le da una calada a su cigarrillo. HabÃa intentado dejarlo, pero
al igual que el amor se le hacÃa imposible.
- “Es una extraña manera de verte a ti misma,” contesta Celeste
frunciendo el ceño en dirección del cigarrillo. A Celeste nunca le habÃa gustado
el mal hábito de Laura de fumar. Ahora, a Celeste nunca la habÃan roto el corazón.
Entonces, ¿Por qué habrÃa de entenderlo? Se preguntó Laura.
- “Ese es el problema, Celeste. Que no logro verme. Es tanta la
diferencia entre esa de la foto y la persona que soy ahora que es como si fuéramos
dos personas totalmente distintas,” le devolvió Laura.
- “Yo creo que a todos nos ha pasado eso en algún momento, Laura. A mÃ,
por ejemplo, me pasa que me encuentro haciendo cosas que nunca pensé que harÃa.
Y es difÃcil, sabes, conciliar la persona que fuimos, somos y queremos ser. Yo
creo que reconocerse a sà misma es tener un balance entre esas tres personas,”
contesto Celeste. Laura, por su parte, se dedicó a mirarla. HabÃa una cierta
tristeza en sus ojos. Tomo otro cigarrillo de su bolso, lo encendió y volvió a
mirar a Celeste. Quizás estaba equivocada, quizás Celeste entendÃa mucho más de
lo que Laura pensaba. Dio una calada a su cigarrillo y se lo extendió a
Celeste. Esta lo miro, una batalla interna y luego lo tomo y le dio una calada.
Si, al parecer el amor se vuelve un mal habito para todos.
Martin, no es en realidad su nombre.
April 28, 2014
Martin, hoy
he tomado el dÃa para pensarte. Veras, es tu cumpleaños, y me dije “que mejor
dÃa para pensar en él.” Asà que, hoy Martin, hoy voy a tomarme la libertad de
pensarte. Y si, ya sé que fue lo que acordamos, pero que mejor dÃa para romper
promesas que el de tu cumpleaños. Veras, Martin, es que desde que abrà los ojos
estás conmigo. Estabas conmigo mientras tomaba mi café y hasta intentaste
colarte mientras me duchaba. Asà que, decidà “fluir” como andan diciendo por
ahÃ. ¿Recuerdas el viaje que hicimos juntos? Ese que casi perdemos por no
querer salir de la cama. Y si, fue mi culpa por empeñarme en contar de nuevo
cada uno de tus lunares. Como me fascinan tus lunares, Martin. ¿Recuerdas aquel
4 de julio? Ese en el que me juraste que la felicidad existÃa. Que la tenÃamos
nosotros agarrada de la mano. Sé que me mentiste, Martin. ¡Oh!, pero como ame tu
mentira. Como aun lo hago…
No es domingo, amor, resulta que es lunes.
March 23, 2014
Ayer te vi,
después de 187 dÃas. Estas más delgado y te ha dado por fumar. Me haz dicho, “¿vez?,
es como si nunca me hubiese ido.” Después de oÃrte me ha dado por ponerme
triste. Porque lo que no sabes, cariño, es que ya nada es lo mismo. A ti te ha
dado por fumar y a mà por dejar de pensarte a menudo. Sacas un cigarrillo, lo prendes y me miras. “¿Estas
feliz de estar aquÃ?” me preguntas. Y yo solo quiero preguntarte “¿Dónde estás?”.
Porque te miro y no puedo encontrar aquel muchacho que solÃa tumbarse en la
arena conmigo a escuchar música de los ochenta.
“Si”, te contesto aunque puedo ver en tu ojos que sabes la verdad. “¿Eres
feliz?”, te pregunto. Le das una calada a tu cigarrillo y me miras. “No”,
contestas. “Aunque pienso que puedo llegar a serlo”. “No hay nada en el mundo que desee más”, te
digo. “No estás aquà para quedarte, ¿verdad?”, preguntas. “No”, no necesito decirte nada más. Te acercas
y me abrazas. Hueles a cigarrillos y tristeza. Te abrazo con más fuerza,
mientras pienso: “No es domingo, amor, resulta que es lunes.”
Monólogo Interno: Parte XII
February 28, 2014
En estas últimas semanas he
estado pensando mucho en cuando era niña. En cuan fácil y poco complicada era
mi vida. DecÃa lo que pensaba, hacia lo
que querÃa y perdonaba con una facilidad increÃble. No me preocupaba por nada y
mis problemas tenÃan las soluciones más simples. Ya sé, ya se que van a decir. Que
el problema es que mientras más uno crece más crecen los problemas y más
complicados estos se vuelven. Pero, ¿Sera esto cierto? Piénsenlo bien. No será que más bien,
mientras más crecemos más nos complicamos la vida. Que mientras más crecemos más
soluciones tienen nuestros problemas por lo tanto más difÃcil se nos hace
resolverlos, escoger. Porque yo creo que no hay cosa que asuste más al el ser
humano que tener que tomar un decisión. Cuando somos niños podemos ver el
problema con mucha más claridad. ¡Anden! Cuéntenle a un niño uno de sus
problemas, para que vean como ellos lo resuelven mucho más rápido que ustedes y
tienen una solución mucho más simple. Eso es lo mas lamentable de crecer…que
perdemos nuestra simplicidad. Que perdemos la visión de ver las cosas como
realmente son. Que nos limitamos y nos llenamos de prejuicios para luego
quejarnos de cuan complicada es la vida. Yo por mi parte extraño eso, la
simplicidad con la que los niños pueden ver las cosas. Como para ellos la vida
es de todos los colores, no solo blanco y negro. Recuerdo una vez uno de mis
primitos me pregunto porque habÃa terminado con mi actual novio. Yo le dije que
era complicado y saben que me contesto, con tan solo nueve años, que no lo era.
Que era tan simple como decirle que lo amaba.
Tenemos tanto que aprender de los niños. O más bien tenemos tanto que
recordar. Cuando un niño quiere algo lo dice. Cuando a un niño le duele algo lo
dice. Cuando a un niño no le gusta algo lo dice. Mientras más crecemos más
sinceros dejamos de ser, con los demás y con nosotros mismos. Mientras más
crecemos más miedo nos da decir lo que pensamos, lo que queremos. Yo creo lo
mejor que puede hacer el ser humano es imitar a los niños. Después de todos
parecen tener la receta de la felicidad.
Llegas y te vas.
January 24, 2014
Llegas, no
en los dÃas tristes, no. Llegas en los dÃas felices. Llegas y te entremezclas
entre las sonrisas y las risas. Llegas y te mezclas en las conversaciones más
triviales. Llegas y de pronto estas ahà en medio de mis historias. Llegas
en los dÃas soleados mientras tomo una
cerveza con mis amigas. Si, de pronto estas ahÃ. Te entremezclas entre los
bailes, las fotos y las canciones en la radio. Estas ahà mientras veo mi
pelÃcula favorita o cuando tengo a todo volumen el radio del coche. Estas en
las cenas de navidad y en el conteo regresivo para el año nuevo. Llegas y de pronto estas mientras preparo la
cena. Estas cuando me preguntan qué hay de nuevo en mi vida. Llegas y te cuelas
entre las 7:47 y las 7:48. En ese momento entre estar despierta y dormida.
Estas, entre las páginas 14 y 15 de mi libro favorito. Estas mientras me pongo
el labial para ir al trabajo. Llegas y de pronto estas ahà en mi llamadas a
larga distancia. Llegas justo antes que suene mi alarma y te vas antes que tenga tiempo de apagarla. Ese es el problema amor, que te vas. Llegas y te vas, justo cuando comienzo a recordarte.
Subscribe to:
Posts (Atom)