Monólogo Interno: Parte V


Por lo que parece la mayor parte de mi vida he estado tratando de descubrir quien soy. Y justo cuando estoy segura, nuevas preguntas surgen y esa seguridad se va por la ventana. Hay quienes dicen que uno nunca termina de conocer a las personas yo creo que eso es tan cierto para uno mismo como para otras personas. Hay veces que uno están tan seguro de ser un determinado tipo de persona que no se da cuenta que se puede ser muchas cosas a la misma vez. ¿Quienes somos? Solo dos palabras que cargan tanto significado. ¿Quienes somos?  Hay quienes dicen que somos aquello que hacemos en la vida, yo creo que también somos aquello que no hacemos. Aquello que dejamos pasar por no tener tiempo. Los lugares que dejamos de visitar o lo libros que se quedaron en nuestra mesa de noche porque no hicimos el esfuerzo por leerlos. Que es el ser humano sino esa lucha constante por descubrir quienes somos. Irónico, ¿no? Que mientras buscamos quienes somos nunca dejamos de ser. Yo creo que nunca sabremos completamente quienes somos porque incluso en la muerte descubrimos algo de nosotros mismos que nos sabíamos. Descubrimos algo de nosotros todo los días. ¿Quiénes somos? Que mucho nos mantiene despiertos esa pregunta en las noches. Que dolor de cabeza, y si, también de corazón eso de no saber quienes somos. Recientemente leí un libro y hubo una cita que me llamo mucho la atención. Aquí esta: “I’m not myself,” she offered, guilty. He smiled. “You can never say that. You’re just a piece of yourself right now that you don’t like.” Cuantos nos hemos sentido así. Cuantos hemos echado a un lado un sentimiento solo porque nos hace sentir que no somos nosotros mismos. Todos tenemos esa pieza de nosotros mismos que no nos gusta. Todos alguna vez nos hemos sentido perdidos. Todos nos hemos preguntado ¿Quién soy? Para mi es muy sencillo, SOY y punto. Sin muchas definiciones, sin mucha palabrería, sin mucha embeleco, SOY. Lo demás vendrá con el tiempo. 

Les voy a contar de Pamela.


La primera vez que la vi apenas y era una bolita envuelta en una sabana.  La podía cargar en uno de mis brazos sin el mayor esfuerzo. Pelo negro, ojos achinados y la misma nariz que todos en la familia de mi madre. La ame instantáneamente, sin preguntas, sin excusas, sin razón. La ame porque si. En esos primeros días en que la cuidaba, mientras dormía, cada 10 segundos revisaba a ver si estaba respirando. Esos segundos de pánico total mientras esperaba a que su pecho se moviera.  Nunca me he sentido tan viva, tan despierta, tan alerta que cuando la tenía en mis brazos. Pamela, con su pelo loco que ningún cepillo puedo dominar, con sus grandes ojos tan negros que puedes ver tu reflejo en ellos. La primera vez que la oí reír fue como si alguien apretara mi corazón. Y su risa esporádica se convirtió en mi sonido favorito. Pamela, con su alma de alguien mucho mayor. Cuando miras en sus ojos encuentra respuestas a preguntas que ni siquiera sabias que habías hecho. La amo con la clase de amor que ya casi no existe. Con la clase que te hace sentir invencible. Pamela, con su piel color canela, sus pestañas tan largas que rosan su parpado, su manos pequeñas que todo quieren tocar. Pamela, con su hoyuelos que solo muestra cada vez que le canto y le digo princesa. Pamela, la que llena mis días de luz, la que hizo que mi corazón se hiciera mas grande, la que tan solo con ver su rostro mejora mi día. Les voy a contar de Pamela y de como ha cambiado mi vida. De como espero que algún día de sus labios salga la palabra titi… 

Sin Titulo.

Nota*
Escribi esto en un tiempo es que estaba sentiendo demasiado y a la misma vez nada en absoluto. No se a cual de mis personas pertenece o si es una cobinacion de lo que todos alguna vez sintieron. Solo se que me parecio injusto no publicarlo. Hasta alguien abogo porque lo hiciera aun cuando ni si quiera tiene un titulo.

 Que tontos e ilusos por creer que lo nuestro funcionaria. Que solo porque teníamos ganas de que funcionara iba a hacerlo. Que tontos por pensar que nosotros sí lo lograríamos. Todo es culpa de esos cuentos de hadas que no hacen más que llenarnos la cabeza de mentiras. Descubrir que no nos hacemos felices el uno al otro. Por mas que lo intentemos. Que la distancia es demasiada.  Que no se puede mantener algo que nunca estuvo ahí. Lo intente y sé que tu también lo hiciste, pero la vida nos enseñó que se necesita un poco mas que eso. Que tontos por creer que iba a ser fácil.  Como fue que pasamos de reírnos por teléfono a solo escuchar silencio al otro lado de la línea. Que tontos por creer que seria como las películas. Y es culpa de Hollywood por crear cuentos en nuestras cabezas, por hacernos creer que todo es posible. O quizás culpa de aquellos artistas que cantan sobre el amor como si este fuera tan fácil y bonito. Que tontos por atrevernos a decir para siempre.  Pero que digo la culpa la tuvimos nosotros por pensar que duraríamos, por pensar que seria posible, por pensar que podríamos tener un final feliz…Que tontos digo yo.

Monólogo Interno: Parte IV



He descubierto en estos últimos días que esto de la amistad es algo muy efímero. Cuando somos pequeños y conocemos a alguien es tan poco el tiempo en que tardamos en convertirlo en nuestro mejor amigo/a. Lo curioso es que días después puede ser que el puesto de mejor amigo/a lo tenga otra persona.  Los niños tienen esa habilidad de seguir adelante, de no quedarse en el pasado, de tomar la vida más liviana. La amistad, al igual que el amor, es muy difícil de comprender. Un día eres amigo de alguien y al otro se pasan por el lado como si fueran completos extraños. Es parte de la vida dirán ustedes, puede ser. Aunque soy un fiel creyente de que las personas no cambian si creo que maduran y es en ese proceso en que comienzan a querer cosas distintas. Es ahí donde las amistades se disuelven y los amores acaban, cuando lo que queremos no concuerda con la persona que esta a nuestro lado. La mayoría en ese momento empieza a echar culpas a decir todo cambio porque tú cambiaste. Pues no es cierto, todo cambio porque esa persona maduro y dejo de querer las mismas cosas que tu. Es en ese momento, cuando te das cuenta que una de las  personas mas importantes en tu vida ya no quiere lo mismo que tu, que experimentamos la mayor herida. ¿Saben por qué? Porque si las personas realmente cambiaran existiría la posibilidad de que esa persona volver a querer las mismas cosas que tu, pero ¿que hacemos cuando no creemos? Cuando una persona madura ese “cambio” que ocurre es permanente y es eso lo que más duele. Se preguntaran porque estoy hablando de esto. Un tema algo incomodo, ¿no? Resulta en que hace unos días escuche a alguien cercano a mí decir que había perdido a su mejor amiga. Mi primer pensamiento fue, no se pierde aquello que nunca fue tuyo. Un poco cruel lo se. Suerte que solo lo pensé. Lo que si le dije es que a lo largo de la vida iba a tener una infinidad de amigas/os que siempre que “perdiera” uno mas adelante iba a encontrar otro. Que la amistad no se busca, igual que el amor, que la amistad te encuentra. Y a veces, si eres afortunado, encuentras a esa persona,  o si eres muy afortunado personas, que encajan contigo. Que comparten tus ideas y las que no comparte las respeta, pero que no existía en el mundo nada igual a la amistad que existía entre hermanas/nos. Que ella era extremadamente afortunada por tener una. Que esa es la clase de amistad que dura para siempre. La clase de persona que sabes que sin importar lo que haga siempre va estar ahí para ti, pero que también supiera que a veces una “hermana” no necesariamente lleva tu misma sangre. Y que es de vital importancia reconocerlo. ¿Y tu lo/la haz encontrado? 

Carta #4



Querido Adam:
                Es muy fácil decir, o en nuestro caso escribir, como queremos que sean nuestras vidas. Se ve muy bonito en el papel, pero la realidad es otra. La realidad es que a él también le amo aunque no este enamorada de él. Confuso, ¿no?  No son meses los que he pasado con él si no años y duele el saber que estoy haciéndole esto. No sabes cuanto quisiera dejarlo todo e ir ha convertir tu historia en una realidad. Nuestra realidad. Lamentablemente las cosas no pueden ser así, no puedo dejarlo todo sin explicación. Han sido tantas la veces en que he intentado dejarle saber que ya no estoy enamorada de él, pero cada vez que reúno el valor para hacerlo él hace algo que hace que me detenga a pensarlo. No te voy a mentir Adam, hay veces en que dudo que nuestro amor sea verdadero. Porque como voy a amarte de esta manera si a penas y te conozco. ¿Como es que llevo cuatro años con él y no le amo con la misma intensidad que te amo a ti que te conocí hace tan solo 7 meses? Explícamelo. Porque a veces me cuesta entenderlo. Me siento horas observándole. Buscando el más mínimo cambio en su rostro.  Buscando a ver si su amor por mí ha cambiado. Nada. No hay cambios. Todo igual. Constante. Seguro. Permanente. Para siempre. Intento imaginarnos en esa historia que me contaste, pero ¿Dónde en ella queda Diego? ¿Cual es su parte en esta historia? ¿La de espectador? No me parece justo. No me parece que le toque sufrir. ¿Donde esta su final feliz? No puedo evitar incluirlo, pero a quien engañamos él ya es parte de esa historia solo que se te olvido incluirlo. Me pides que rescribamos la historia, pero no incluyes a todos los personajes. No estoy diciendo que no quiero nuestra historia. Es que si queremos hacerla posible tenemos que estar dispuestos a aceptar que podemos resultar heridos. Que puede que no funcione. Que puede ser que perdamos algo que no podremos recuperar. Que me dices Adam, ¿estas dispuesto a intentarlo? 
-Cecilia