Hoy
mientras tomaba un clase en mi gimnasio, nuestra instructora nos dijo que
pensáramos en algo por lo cual estábamos agradecidos. Mis primeros pensamientos
fueron los esperados: mi familia, mis amigos, mi trabajo y tener un techo sobre
mÃ. Luego tuve otro pensamiento, estoy
agradecida por el dolor. Por la angustia.
Las lágrimas. Quizás tú que me lees no comprendas porque doy gracias por
el dolor, la angustia o las lágrimas. Lo
que ha pasado estos últimos dÃas, este dolor, me ha enseñado de que estoy
hecha. Que soy más fuerte de lo que jamás imagine. El dolor me ha purificado, ha sacado lo mejor
y lo peor de mÃ. Me ha puesto un espejo enfrente y obligado a reconocer quien
soy. A reconocer mis faltas, pero también cuales son mi fortalezas. Me ha hecho
darme cuenta que necesito amarme más de lo que amo a los demás. Como siempre le
digo a una amiga, la felicidad que buscamos está dentro de nosotros no en nadie
más. Me mostro quienes son las personas que realmente se preocupan por mÃ. Y quienes
solo fingieron hacerlo. No rechacemos el dolor, hazlo parte de tu vida. Reconócelo.
Y un dÃa pasara que te darás cuenta que ya no vive contigo. Asà que durante la clase, mientras sudaba como
nunca habÃa sudado en mi vida, di gracias por el dolor. Y tú, ¿Por qué das
gracias hoy?
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments