Hoy rompí
nuestra primera foto. Era la única que quedaba. ¿Te acuerdas de ella? Apenas y
todo comenzaba. Sonrisas tímidas. Distancia de cuerpos. Manos temblorosas. ¿Recuerdas?
Alguien dijo, ¡foto! y nos miraron. Y nosotros no levantamos como quien no
quiere, pero en realidad se muere por hacerlo. Yo te susurre no me gustan las
fotos, aunque más adelante le pidiera a tu madre un copia. Tu dijiste es solo
una, anda, para las memorias. Y como decirte no. Quien iba a pensar que esa sería
la última foto que quedaría. Bueno, que quedaba. Lo último que quedaba de
nuestra historia. Y si, lo dude. Por un momento
quise guardarla. Para las memorias, como dijiste, pero la cosa es que yo no
necesito una foto para recordarte. Para memorizarte. Ya te tengo ahí, si ahí,
en el corazón. En la cabeza. En la piel. Tengo memorizado como exactamente es
de suave tu piel. La medida exacta de tus manos. La distancia entre tu boca y
ese lunar que tanto me encanta. Perdón, me encantaba. Porque ahora hay que
hablar en pasado, ¿verdad? Pero que digo, si se supone que no hablemos. Punto.
Ni en pasado, presente o futuro. Pues sí,
hoy rompí nuestra primera y como resulto ser nuestra última foto. ¿Qué si fue difícil?
¡Joder! No tienes idea, pero había que hacerlo por las memorias, ¿no?
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
Joder!... Que ha sido uno de los textos que màs me a encantado. Sinceridad, profundidad... Simplemente tan personal.
ReplyDelete