La foto en mi mesa de noche.

- “A veces me pasa que miro una fotografía mía y no logro reconocerme a mí misma. Sabes, es como si una extraña me mirara desde allí. Una extraña más feliz, más completa, con menos cargas. En fin, otra persona,” cuenta Laura a su amiga, mientras le da una calada a su cigarrillo. Había intentado dejarlo, pero al igual que el amor se le hacía imposible.

- “Es una extraña manera de verte a ti misma,” contesta Celeste frunciendo el ceño en dirección del cigarrillo. A Celeste nunca le había gustado el mal hábito de Laura de fumar. Ahora, a Celeste nunca la habían roto el corazón. Entonces, ¿Por qué habría de entenderlo? Se preguntó Laura.

- “Ese es el problema, Celeste. Que no logro verme. Es tanta la diferencia entre esa de la foto y la persona que soy ahora que es como si fuéramos dos personas totalmente distintas,” le devolvió Laura.


- “Yo creo que a todos nos ha pasado eso en algún momento, Laura. A mí, por ejemplo, me pasa que me encuentro haciendo cosas que nunca pensé que haría. Y es difícil, sabes, conciliar la persona que fuimos, somos y queremos ser. Yo creo que reconocerse a sí misma es tener un balance entre esas tres personas,” contesto Celeste. Laura, por su parte, se dedicó a mirarla. Había una cierta tristeza en sus ojos. Tomo otro cigarrillo de su bolso, lo encendió y volvió a mirar a Celeste. Quizás estaba equivocada, quizás Celeste entendía mucho más de lo que Laura pensaba. Dio una calada a su cigarrillo y se lo extendió a Celeste. Esta lo miro, una batalla interna y luego lo tomo y le dio una calada. Si, al parecer el amor se vuelve un mal habito para todos.  

3 comments

  1. Me gustó mucho la historia...nose si es cosa mia pero en esta epoca resultamos ser mas auto reflexivos...Ya no estamos tan temerosos de enfretar precisamente eso los miedos...y el mayor de ellos nuestro reflejo...

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  2. Necesito, definitivamente, encontrar mejores hábitos.

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  3. Comparto lo que Yelrihs aquí comenta. Añado que también es parte de "crecer", vivir, amar y sentir. En ocasiones esas luchas internas nos hacen dudar de lo que somos o queremos ser. Es cuestión de no perder nuestro norte, aún cuando ya no tengamos la brújula... ¿Pero qué podemos hacer con este mal hábito? ¡No creo que tengamos opción!

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