Cariño, eres azul y a mí siempre me ha gustado el rojo.


Ayer mientras hablaba con Amelia le contaba como siempre me había enamorado por colores. Rojo, azul y hasta morado. Le explicaba como mi último amor fue tan rojo que parecía casi negro. Negro, como a veces es el color de mi alma. Esa que tú te haz empeñado en cambiar de color. ¿Qué pasa? ¿No te gusta el negro? Porque a mí me fascina. Bueno hasta que llegaste tú y ahora me ha dado por gustarme el azul. ¡Bah! Ni que azul. Rojo lo puedo entender, quizás hasta anaranjado, pero ¿azul? Nunca en la vida, cariño. Y ahora lo veo en todos lados. Hasta en tus ojos, cariño. Hasta en tus ojos. Esos que de vez en cuando me miran como queriendo limpiarme el alma. Cariño, es que no ves que no tengo remedio. Que no quiero cambiar. Que me gusto así, quebrada y un poco desequilibrada. Cariño, ¿Qué es lo que vez en mi? Porque cuando me miro al espejo solo veo una chica despeinada con dos o tres pecas de más. No soy nadie especial. Mis colores son básicos, mientras que tú te mezclas con todos ellos. Cariño, eres azul calma y yo siempre he sido rojo desastre…

1 comment