El mundo está de cabeza.


Isabel esta petrificada al pie de las escaleras. Por su cabeza lo único que pasa es joder, joder, joder. Le parece todo un sueño o mejor dicho una pesadilla porque es imposible que Julián y Marcos estén en el mismo lugar. Isabel no sabe qué hacer.  Mientras debate que hacer, Julián toma la decisión por ella.

-Isabel, espero no interrumpir. Solo vine a devolverte tu libro- Isabel solo escucho su nombre. Julián nunca la llamaba Isabel, ni siquiera aquel fatídico día en que todo había acabado. 

-Gr…Gracias. Ni siquiera me había percatado de que lo había dejado. – contesto Isabel, tan bajito que casi no la pudieron escuchar.

-¿Te gustaría pasar? Lo menos que podemos hacer es ofrecerte algo de tomar. Después de todo vienes desde la ciudad a entregarle un libro a Isabel.- hablo por primera vez Marcos.  Isabel quería matarlo. ¿Julián en su apartamento?  Quizás podría fingir que se desmayaba, así no tendría que enfrentar nada de esto. La verdad no cree que tenga que fingir mucho. Julián vuelve a tomar la decisión por ella.

-Gracias, pero no hace falta. Solo pasaba a entregarle el libro. Tengo que estar en otro lugar, pero imagine que Isabel quería su libro de vuelta antes del examen- Ahí está de nuevo, su nombre. Si Julián supiera cuán difícil es escucharlo llamarla Isabel.  

-No tenías por qué molestarte, tengo otra copia.  De todos modos gracias por traerlo.- Isabel le contesto, mirándolo a los ojos tratando de transmitirle lo mucho que significaba su visita aun cuando no pudiera decirlo. Julián desvía la mirada, mandíbula apretada.   

-Cierto, es solo un libro. Perdona la molestia- le devuelve, mirándola a los ojos. Isabel quiere gritarle que no es solo un libro. Que es más que eso. Que se ha convertido en todo, pero en la puerta Marcos la mira confundido. Isabel camina hacia él y le toma la mano. Marcos le sonríe e Isabel se siente aún más culpable.

-Sí, es solo un libro. Gracias de todos modos- logra decir, aun cuando tiene un nudo en la garganta. Julián le extiende el libro, sin mirarla, se gira y se va sin decir nada más. Isabel lo ve irse y no puede evitar las ganas de salir corriendo detrás de él. No, no puede hacer eso. Aprieta el libro contra su pecho y se vuelve hacia Marcos.

-Te extrañe hoy. Quizás más que nunca.- le dice. Pone una mano en su mejilla y lo besa suavemente en los labios. Marcos la acerca hacia él y la rodea con sus brazos.

-Yo también te extrañe. Por cierto, tu amigo es un poco extraño e intenso.- dice Marcos riendo.

-Sí, lo es. Vamos, entremos, tengo mucho que contarte- contesta Isabel mientras le toma de la mano y entran al apartamento. Isabel no puede evitar pensar que esas no serían las palabras que utilizaría para describir a Julián.  Infinito. Si, esa sería una mejor palabra. Lo que no sabía Isabel era que en aquel libro había subrayada una oración que cambiarían todo…

Mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites…”

3 comments

  1. awwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww me encanta!!!

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  2. Bueno no es mi culpa que tus escritos me hagan reaccionar como si realmente existieran estos tres... Pero que le pasaaaa a Isabel que se peine o que se haga rolos ... pero pasarse el cepillo con rolos no brega...jijijij

    Beosossoosso

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    1. jajaja Isabel es un poco complicada,pero que digo es complicadisima. Y que bueno que mis escritos te hagan reaccionar, ese es el punto :)

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