Monólogo Interno: Parte II

Resulta ser que no se puede estar muy lejos de aquello que uno ama. Que uno siempre termina volviendo. Casi tres meses llevaba sin escribir y tengo que admitir que hasta llegue a pensar que la musa me había abandonado. Descubrí que cuando se tienen las ganas de escribir o cuando amas lo que estas haciendo realmente esto nunca te abandona. Se preguntaran que ha pasado en estos últimos tres meses. Bueno pues les cuento que me gradué, que aun no tengo trabajo, que todavía no he decido que voy a hacer y que tengo planeado un viaje a Nueva York con una amiga. Y si les estoy escribiendo esto es porque decidí por un día desconectarme completamente de todo para ver si encontraba mi musa por algún lado. Descubrí que la musa se lleva por dentro y que somos nosotros mismos que a veces la perdemos de vista.  Pero no es de eso de lo que les quería hablar sino de las expectativas que a veces tenemos, ya sea de la vida o de las personas. Una vez una amiga me dijo que no existía algo como una alta o baja expectativa pues al final las propias no son comparables con ninguna otra. Tenía razón. Todavía no entiendo eso de que las personas crean saber que es lo que uno necesita. Como se atreven a decir que tenemos expectativas demasiado altas o que nuestros sueños son demasiado imposibles. ¿Quien son ellos para decir que no podemos lograrlo? No entiendo la mala costumbre de la gente de querer destruir tus sueños solo porque ellos no son capaces de soñar.  Francamente estoy cansada de que la gente me diga que mis sueños son imposibles o que va a estar difícil que los cumpla. Saben lo que les digo: Que ellos nunca conoceran el sentimiento de ver  sueños imposibles hacerse realidad. De poder decirle a aquellos que nunca creyeron en ti, lo logré aun cuando tú no creíste en mí. Así que a ti que me lees, nunca dejes que otras personas destruyan tus sueños porque al final del día solo tú eres capaz de dejar que lo hagan.  Bernard Shaw dijo: “You see things; and you say, 'Why?' But I dream things that never were; and I say, 'Why not?”