La chica del elevador: Carta II

Querido Andrés:

Si vieras la historia que me he creado en la cabeza. Si vieras la de cosas que hemos hecho juntos. Te recuerdas de ese beso en la mejilla que quedo inmortalizado para siempre. Ese que ahora adorna mi mesa de noche para recordarme todos los días que existes y más que eso, que esa de la foto existe también. Recuerdas la sonrisa que me regalaste aquel día bajo el árbol de tu abuela. Esa que ahora es el salva pantallas de mi móvil. Y que no dejo de mirar por miedo a olvidarla. Que muchas memorias, Andrés. Si vieras la de te amos que me haz susurrado por la noche. La de besos robados que guardo un cajón y que de vez en cuando saco para sentirme viva.  Si vieras, Andrés, la de veces que nos hemos detenido en medio de la nada porque las ganas de besarnos se hacen demasiado. La de veces que haz llamado para escuchar mi voz y yo me quedo callada para torturarte. Si vieras la de veces que he recorrido tu tatuaje con mis manos. Sí, ese que se asoma por las hendiduras de tu cintura. Las mismas hendiduras que tanto me gustan trazar con los labios. Si vieras, Andrés, la de desayunos que hemos comido en la cama. La de revolcones que hemos dado justo antes de partir al trabajo. En fin, Andrés, si te vieras en esta historia, estoy casi segura que ni tú mismo te reconocerías.

Con amor,
La chica del elevador



Post data. He visto que has arreglado los cristales de tu carro y que la rubia ya no anda más en tu cama. Supongo que no te ayudo después de todo. Y yo no encuentro en mí arrepentirme. 

3 comments

  1. jajaja esta historia me encanta y más los posdatas!

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  2. Por Dios!! Ya lo he leído varias veces y puedo imajinarme cada palabra con personajes incluidos!!!

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  3. jijijij Me encanta que recuerde eso de los cristales rotos...jiiij y que bueno que no se arrepintio. Gracias por pasarte, que bueno que te gusto la historia, después de todo tal vez tengamos más en común de lo que pensamos.

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